“El bien común no puede defenderse con la fuerza militar”. Así lo ha sentenciado Francisco en un discurso dirigido a los participantes del Congreso Internacional ‘Educar para la democracia en un mundo Fragmentado’, promovido por la Fundación Pontificia ‘Gravissimum Educationis’ y que se celebra estos días en la Universidad LUMSA de Roma.
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Asimismo, y haciendo referencia a lo que está sucediendo con la invasión rusa a Ucrania, el Papa ha subrayado que cualquier comunidad o nación que quiera “afirmarse con la fuerza” infringe un daño a las otras comunidades o naciones porque “se convierte en sembrador de injusticias, desigualdades y violencia”.
Espíritu democrático
Por otro lado, Francisco ha recordado que el “secularismo radical” e “ideológico” deforma el espíritu democrático de forma “sutil”, ya que “elimina la dimensión trascedente” y elimina la “apertura al diálogo”. “Cuando la laicidad se convierte en ideología, se transforma en laicismo, y esto acaba por envenenar las democracias”, ha aseverado el Pontífice. De esta manera, el Papa ha explicado la diferencia entre “la laicidad sana” y un “laicismo envenenado”.
Finalmente, Francisco ha insistido en el poder de la educación en esta apertura al diálogo, y ha instado a los agentes educativos a alimentar en los jóvenes “la sed de la democracia”. “Se trata de ayudarles a entender y apreciar el valor de vivir en un sistema democrático, que siempre se puede mejorar, pero que tutelar la participación de los ciudadanos, la libertad de poder elegir, de actuar y de expresarse”, ha aseverado.
