España

Los oblatos encarnan la última presencia eclesial (y española) en el Sahara

  • En 1954, Pío XII instituyó lo que hoy es la Prefectura Apostólica del Sahara Occidental
  • Siempre en manos de los oblatos, estos siguieron con su misión pese al abandono de España





En noviembre de 1975, Francisco Franco agonizaba y España veía impactada cómo la Marcha Verde organizada por Marruecos avanzaba hacia el Sahara Occidental nutrida en su mayor parte de civiles desarmados. Consciente el régimen franquista de que el rey marroquí, Hassan II, contaba con el apoyo de Francia y Estados Unidos y de que nuestro país entraba en un período interno de gran incertidumbre (que acabó desembocando, en 1978, en una España democrática), se optó por una salida acordada de la antigua colonia.



Fue así como España abandonó toda responsabilidad hacia el Sahara y, desde entonces, hay un enfrentamiento soterrado (a ojos de la opinión pública, siendo real y de mayor o menor intensidad en según qué épocas) entre el pueblo saharaui y el régimen de Marruecos, que considera que le pertenece por completo. Casi cincuenta años de conflicto e indefinición en los que España acaba de romper con su posición histórica y, como dio a conocer el propio régimen de Mohamed VI, ahora se ve como la solución “más realista” que el Sahara, lejos de ser un Estado independiente, sea una “autonomía” dentro de Marruecos.

Estructura autónoma y eclesial

En medio de esta complicada situación nos encontramos con que, en El Aaiún, capital histórica para los saharauis, hay una estructura autónoma y dependiente de la Santa Sede: la Prefectura Apostólica del Sahara Occidental. Instituida en 1954 por Pío XII, su primera sede estuvo en Sidi Ifni (España renunció a su presencia allí en 1969) y reunía en su seno territorios eclesiásticos entonces a caballo entre Marruecos y Argelia.

Desde el primer momento, esta misión eclesial se ha encargado a la pequeña comunidad de oblatos españoles establecidos en la región en ese mismo 1954. Cabe destacar que, tras la marcha a la carrera de los militares y diplomáticos españoles en 1975, quienes siempre han permanecido allí han sido los religiosos.

En clave de encuentro

La labor de los oblatos, pese a su escaso número y a las muchas dificultades (el régimen marroquí condena todo ejercicio de proselitismo), busca siempre apoyar en todo lo posible al pueblo saharaui, ya sea en proyectos educativos o en distintas iniciativas sociales (la promoción de la mujer es fundamental en su tarea diaria) junto a varias entidades asentadas también en la zona, apostando siempre por ser un germen de convivencia, encuentro y buena vecindad más allá del conflicto político latente.

Como documenta el portal ‘Sahara Libre’, la Prefectura Apostólica del Sahara Occidental tiene dos presencias, repartiéndose los actuales cinco miembros de la congregación entre ambas comunidades. En El Aaiún está la iglesia del Puerto, que estuvo tomada desde la Marcha Verde hasta 2012, cuando se pudo recuperar como templo cristiano. En Dajla (Villa Cisneros) está la iglesia Nuestra Señora del Carmen, custodiada por el saharaui Mohamed Fadel Semlali, quien, aunque es musulmán, la defiende como parte del patrimonio histórico y cultural de su pueblo. Además, es un estrecho colaborador de los oblatos.

Actual prefecto

Desde junio de 2013, tras su nombramiento por Francisco, el actual responsable de la Prefectura Apostólica del Sahara Occidental es el oblato español Mario León Dorado, quien comparte su día a día con cuatro compañeros de congregación. El primer prefecto fue el histórico Félix Erviti Barcelona, oblato que desempeñó esta labor pastoral entre 1954 y 1994. Entre 1994 y 2009 la tarea estuvo en manos del también oblato Acacio Valbuena Rodríguez. Hasta su nombramiento oficial en 2013, Mario León ejerció como administrador apostólico ya desde 2009, llegando a la zona en 2004.

En 2019, en Madrid, Mario León ofreció su testimonio en la campaña de Infancia Misionera de OMP. Entonces detalló cómo es su vivencia como miembro de una minoría religiosa: “En un país de clara mayoría islámica, mis cuatro compañeros y yo compartimos nuestra fe en un mundo en el que todo es pequeño y sencillo, acudiendo a nuestras celebraciones solo unas decenas de personas”. Eso sí, desde entonces a hoy, el panorama ha cambiado y, debido al mayor flujo migratorio, acuden a misa en su gran mayoría estudiantes de distintos países del continente.

La Buena Noticia entre los pobres

Pero su carisma va mucho más allá de la eucaristía… “Se basa en vivir la Buena Noticia entre los pobres, que en este ámbito son en su gran mayoría musulmanes”. De ahí que enfatice que “las ayudas que recibimos de Infancia Misionera las destinamos a ayudarles a ellos, a nuestros hermanos musulmanes. Dios no diferencia entre cristianos y musulmanes. Nos ama a todos, por lo que queremos ser una Iglesia que es ante todo un lugar de encuentro”. Una pastoral basada muchas veces en una sencilla charla ante un té, encarnado la ‘Fratelli tutti’ de Francisco.

Así, apoyan tres proyectos relacionados con la infancia. El primero es sobre un “fenómeno novedoso y alarmante”, el de las mujeres de toda África que avanzan por el continente embarazadas con “la intención de dar a luz en España” y a las que “la realidad sorprende en Marruecos, siendo allí donde dan a luz”. “Algunas –contó León– vienen acompañadas, pero muchas otras están solas. Las apoyamos con leche materna, pañales… Y ahora estamos tratando de levantar una guardería, aunque es muy difícil desde el punto de vista administrativo”. En cuanto a las mujeres, tratan de acompañarlas en lo posible para evitar que caigan en la prostitución o padezcan cualquier tipo de dependencia o abusos debido a su gran vulnerabilidad. Y es que puede llegar a haber hasta 14 mujeres compartiendo un mismo piso.

Apoyo en los estudios

El segundo programa es uno de apoyo a niños y adolescentes para que puedan seguir estudiando “y no se vean obligados a abandonar la escuela, continuando el círculo que llevó a sus padres a una situación de pobreza”. En su gran mayoría provienen de Burundi, República Centroafricana y otros países subsaharianos. El tercero es un centro para discapacitados fundado en el año 2000 en la localidad de Dajla por el agente local Mohamed Fadel Semlali, conocido por todos como ‘Buh’ y quien custodia el templo en Villa Cisneros.

Este hombre, que lleva muchos años en silla de ruedas y que se formó en su niñez con una comunidad de San Juan de Dios en Las Palmas de Gran Canaria, destacó en un vídeo enviado a la campaña de Infancia Misionera de 2019 la inmensa labor realizada por los oblatos, que son “la columna vertebral del centro”, donde atienden a 60 niños con distintas enfermedades motrices, lo que en su contexto es considerado una “maldición”, una especie de “castigo de Dios”.

No son “malditos”

Huyendo de esta visión tradicional, los religiosos y este musulmán han revolucionado su entorno y dan “esperanza” a muchos niños y sus familias, extendiendo su influencia a toda la ciudad, despertando una oleada de voluntarios que acuden al centro a ayudar en lo que sea, provenientes de toda España como de Sahara Occidental. El último logro, concluye el misionero, ha sido “conseguir que una fisioterapeuta haya obtenido su título profesional y ejerza su labor en nuestro centro”.

En una ciudad de 200.000 habitantes en la que solo hay cuatro fisioterapeutas, el que cuenten con una y su acción sea casi gratuita para todos es toda una revolución en un ámbito en el que los cristianos, pequeña minoría, buscan ser un fermento de buenas noticias.

Su último proyecto

Actualmente, con Cáritas Rabat están impulsando un proyecto de apoyo a inmigrantes de toda África que, en su camino a Europa, están en Marruecos. Ahora mismo está centrado en asistirles en sus necesidades más básicas, aunque la idea es poderles ayudar en formación y a la hora de poder emprender laboralmente. A nivel pastoral, su número de fieles se ha incrementado en el último año, siendo la gran mayoría originarios de países subsaharianos.

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Etiquetas: MarruecosSahara
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