Visibilizar la migración y colaborar a sensibilizar frente a ella, fueron los objetivos propuestos en la pastoral juvenil diocesana de Talca para publicar un libro
Presentado por el obispo de Talca, Galo Fernández, el libro ‘Migrantes, peregrinos de la tierra’ contiene 12 testimonios de jóvenes inmigrantes que trabajan en diversos lugares de la diócesis, a partir de entrevistas realizadas por integrantes de la pastoral juvenil de la diócesis.
“Quisimos dar visibilidad a la realidad de algunos migrantes, dijo a Vida Nueva, Esteban Salas, delegado episcopal para la Pastoral Juvenil diocesana, mostrar lo que viven en esta diócesis, predominantemente rural. Han llegado muchos migrantes, sobre todo haitianos y venezolanos a trabajar en actividades agrícolas”. Como una manera de colaborar a generar un clima de acogida se propusieron “dar a conocer lo que viven, sus alegrías, sus dificultades y sus penas, de manera testimonial, que ellos mismos cuenten sus experiencias y cómo viven su fe y la presencia de Dios en esta nueva realidad que están viviendo”.
Desafiados por la lectura de Christus Vivit, la Exhortación Apostólica post sinodal dirigida a los jóvenes, donde el papa Francisco pone la migración ante los ojos juveniles, se propusieron seleccionar a 12 de ellos de diversos orígenes y en distintas localidades de la diócesis, entrevistarlos y publicar un libro con esos testimonios. “Queríamos que los mismos migrantes, especialmente jóvenes, nos hablaran”, acota Esteban.
Esteban, diácono permanente, y su esposa Rebeca Contreras, animan la pastoral juvenil diocesana y han sido los impulsores de esta iniciativa. Trabajaron dos años, hasta el acto de presentación pública del libro.
En la presentación, el obispo Fernández dijo que leer este libro “fue una experiencia conmovedora, porque nos permite acercarnos a realidades humanas en donde los grandes valores de la humanidad aparecen: la lucha por salir adelante, las dificultades que se experimentan tanto en la tierra donde estaban como en esta tierra en que buscan ser acogidos y que se le ofrezca un espacio, pero ante todo la preciosa dignidad de una lucha por vivir en paz, con alegría, por abrir espacio a sus hijos e hijas, a los suyos”.
“La migración, continuó el obispo, no es simplemente un fenómeno social, económico o político, es una realidad humana, para un discípulo de Cristo esto es fundamental, no podemos dejarnos persuadir equivocadamente por criterios muy del mundo”.
Después de la motivación provocada por la lectura de la Exhortación del Papa, el hecho de la migración en la diócesis se presentó en los grupos juveniles como una realidad social importante por su magnitud, pero también por su conflictividad. No todos se muestran igualmente acogedores, generando más dolores en quienes buscan nuevos horizontes, además de situaciones de injusticia que viven en sus trabajos.
En el territorio de la diócesis de Talca hay una de las mayores poblaciones de inmigrantes haitianos y venezolanos del país.
Durante la preparación del libro buscaron encuentros con migrantes para conocer sus realidades, fueron identificando a quienes podrían entrevistar, pero siempre lo que más buscaron fue visibilizar esa realidad.
Algunos migrantes se han incorporado a comunidades juveniles, aunque son pocos. Su principal aporte y vinculación es a través de la música y el canto.
Esteban Salas se muestra satisfecho por este trabajo. “Conocer las situaciones de dolor que viven estos hermanos, ayudar a superar la mirada negativa que se está gestando en nosotros respecto de ellos, es gratificante. Nos ha ayudado a todos a tomar conciencia que somos peregrinos en la tierra”.
“Este proyecto no nació con el fin de vender el libro, sino repartirlo a jóvenes de la pastoral, regalarlo a otras pastorales. Pedimos a cada uno que una vez leído también lo regalen. Que muchos puedan conocer estos testimonios y sensibilizarse frente a esta realidad”, concluye Esteban.