El hombre, al que grabaron las cámaras de seguridad, accedió rompiendo la reja del campanario del templo de la ciudad italiana
La ciudad italiana de Bari se despertaba ayer con la noticia del robo del relicario de su basílica, el cual se encontraba en la estatua de San Nicolás. Una sustracción que, si bien es de modesto valor económico, sí supone un valor simbólico realmente inestimable, tal como subraya la agencia de noticias ANSA.
El ladrón, que fue grabado por las cámaras de seguridad, se llevó del templo –tras arrancar la reja del campanario y arrancar una puerta de madera– el contenido de las cajas donde los fieles depositan sus donativos, así como un anillo de oro que se encontraba en las manos del santo, unos evangelios con plata en su encuadernación y un medallón.
Para el alcalde de la ciudad, Antonio Decaro, se trata de un acto que “no solo es sacrílego sino fuertemente ofensivo para la comunidad de fieles y devotos Nicolás y para la ciudad de Bari, que construyó gran parte de su identidad en torno al mensaje de su santo patrón”, tal como ha escrito en Facebook.
Por su parte, el arzobispo Giuseppe Satriano, que se encuentra en Roma donde participando en una reunión de la CEI sobre la emergencia de Ucrania, señaló que “es triste y doloroso reconocer que no hay límite para la indignación de lo sagrado”. “En un contexto ya agotador, en el que la sacralidad de la vida es abusada por la guerra, incluso una imagen simbólica, como la Basílica de la Santa de Myra y su icono más representativo, realidad fuertemente identificativa de la comunidad de Bari, es herida por la violencia de algunos que parecen haber perdido todo sentido del pudor hacia el hombre y del temor de Dios”, añadía.