Entre las muchas instituciones que están apelando al Patriarcado Ortodoxo de Moscú, pastoreado por Kirill, para que medie a la hora de frenar la guerra en Ucrania, se encuentra la COMECE (Comisión de Episcopados de la Comunidad Europea). De hecho, su presidente, Jean-Claude Hollerich, mandó una carta días atrás en este sentido al Patriarcado. Misiva que ha sido respondida por el metropolita Hilarión de Volokolamsk, responsable del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Externas de la Iglesia moscovita.
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Partiendo de la base de que es “completamente obvio que el conflicto actual no puede resolverse con declaraciones públicas, ya hechas en gran número”, Hilarión no duda al señalar que “las relaciones entre Occidente y Rusia han llegado a un punto muerto, lo que ha provocado la pérdida de la confianza mutua y la capacidad de escucharse mutuamente”.
Contra la retórica del ultimátum
Frente a ello, ve “fundamental renunciar a la retórica del ultimátum, establecer canales de diálogo y organizar negociaciones oficiales y extraoficiales que puedan ayudar a lograr una paz justa. Como cristianos, estamos llamados a promover esta causa con nuestras oraciones y nuestro trabajo”.
En cuanto al apoyo espiritual, el metropolita explica que, “desde hace ocho años, durante cada liturgia, la Iglesia Ortodoxa Rusa ofrece una oración por el cese del conflicto en la tierra ucraniana. En vista de los acontecimientos recientes, se ha incluido en la liturgia divina una oración especial por la pronta restauración de la paz. Llamamos a todos a orar fervientemente por el cese de todo enfrentamiento inicuo entre Rusia y Ucrania”.
Ayuda a los refugiados
Respecto a la acción concreta, Hilarión defiende que, ahora, “es de crucial importancia prestar ayuda a los refugiados y a todos los afectados por las hostilidades”. Una labor en la que están comprometidos y no están solos: “El Patriarcado de Moscú y la Iglesia Ortodoxa ucraniana, de la que forma parte, así como diversas instituciones la Iglesia católica, participan en estas actividades. Espero que este trabajo continúe”.
El responsable del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Externas de la Iglesia moscovita dedica la parte final de su carta a defender la figura de Kirill, del que cita una frase suya de estos días: “Toda guerra entre hermanos es obra del diablo, no de Dios”.
Un trabajo duro
A su juicio, el patriarca “hace mucho para restaurar la paz y la confianza, en particular en la tierra ucraniana, trabajando duro todos los días para que esto suceda. Lo más importante en esta situación es hacer todo lo que esté a nuestro alcance para asegurarnos de que las negociaciones directas continúen, produciendo un resultado en el menor tiempo posible, y que las relaciones entre Occidente y Rusia todavía tengan potencial para el diálogo”.