“Estamos muy contentos de que ya haya nacido la criatura. Fue un parto difícil después de tantos años de trabajo, pero gracias a Dios, todo salió bien”. El cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa y coordinador del Consejo de cardenales, echa mano del humor para mostrar su satisfacción por la publicación de la nueva constitución apostólica Praedicate Evangelium.
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PREGUNTA.- ¿Por qué es tan importante ‘Praedicate Evangelium’?
RESPUESTA.- Por la perspectiva de fondo que ofrece. Su propio título ya dice cuál es la disposición principal de la Iglesia: sirve para evangelizar, por eso el título sirve de hilo conductor. Praedicate Evangelium va a tener un gran efecto en la vida cotidiana de los fieles, como se verá con el camino que irá recorriendo el texto.
Desde su preámbulo se señala el importante papel de las conferencias episcopales. Ofrece también una perspectiva nueva para los laicos y su papel en la Iglesia. Se dice que los laicos, tanto hombres como mujeres, tienen un papel en el gobierno de la Iglesia y que pueden guiar un dicasterio. Es algo de una gran importancia.
P.- ¿Veremos pronto a una mujer al frente de un dicasterio?
R.- Ya estamos viendo a mujeres en puestos de gran responsabilidad en la Curia romana, y así será cada vez más. Se está actuando de manera concreta. La ‘Iglesia en salida’ es algo real, no teoría. Tenemos delante un campo enorme en el que los laicos van a decir mucho, como en las cuestiones éticas y teológicas.
Su responsabilidad nace del bautismo; no solo deben acceder a cargos de poder los ministros ordenados. Esto va más allá de lo que algunas personas puedan pensar y no afecta solo a la Curia romana. La nueva constitución se enmarca en una perspectiva de reforma que parte de la espiritualidad del Concilio Vaticano II.
Hace falta esta nueva Curia
P.- ¿Cuál es la mayor aportación del texto?
R.- Que hay una nueva Curia y que está al servicio del Papa y de los obispos. Su posición no es estar entre Papa y obispos. Está al servicio de ambos y no es un poder en sí misma. Es una idea que ha ido calando poco a poco. El Espíritu Santo es dinamismo, fuerza y energía. No queremos una Iglesia museo ni dormitorio, como dice el Papa, sino responder verdaderamente a los desafíos nuevos que nos plantean los tiempos y, para eso, hace falta esta nueva Curia.
P.- Pero ya se habían hecho muchos cambios en los dicasterios que ahora recoge el texto…
R.- El texto supone un paso importante para la Iglesia. Hay muchas novedades más allá. No se trata de los dicasterios que ya estaban en marcha, sino de que la constitución recoge un espíritu nuevo: el de la Iglesia de rostro sinodal, de escucha recíproca, en la que cada uno puede aprender de los demás, desde el Papa hasta el último fiel.
En este sentido, cabe destacar que ahora la Secretaría del Sínodo se engloba dentro de la Curia. El resto de dicasterios deben colaborar con ella. Y ya no se trata solo de asambleas de obispos, sino de algo más amplio. También se reconoce el papel de las conferencias episcopales y las asociaciones continentales de conferencias. Se ofrece una nueva perspectiva.
P.- ¿Por qué el Papa se reserva el cargo de prefecto del Dicasterio para la Evangelización?
R.- El Papa es el primer evangelizador por excelencia. Que sea el prefecto del nuevo Dicasterio para la Evangelización es un símbolo magnífico para todos, porque la Iglesia sirve para evangelizar. La Doctrina de la Fe es importante, pero lo primero es evangelizar. ¿De dónde viene la Doctrina de la Fe? Pues del Evangelio. Por ello, ese dicasterio debe ser el primero en la estructura de la nueva Curia tras la reforma.