Francisco recibe en el Vaticano a grupos de aborígenes norteamericanos que sufrieron abusos en las escuelas católicas donde fueron internados a la fuerza para que asimilaran la cultura occidental
Con un encuentro con los miembros del Métis National Council y otro con los representantes de la comunidad Inuit, el papa Francisco comenzó este lunes la serie de audiencias privadas que mantendrá esta semana con miembros de los pueblos indígenas de Canadá y que concluirán el viernes con el discurso que les dedicará en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano.
Estas reuniones, organizados por el episcopado canadiense, se producen después de la polémica surgida en el país norteamericano con la aparición de fosas comunes en escuelas católicas donde se internaba a niños indígenas para forzarles a que asimilaran la cultura occidental y dejaran de hablar su lengua y practicar sus costumbres. En estos centros educativos eran habituales el maltrato, el abuso sexual e incluso la desaparición de los pequeños.
Se estima que entre 1863 y 1998, 150.000 niños fueron separados de sus familias e internados en estos colegios católicos. Muchos de ellos nunca volvieron con sus padres, hasta el punto de que 4.100 habrían fallecido en estas escuelas debido a las enfermedades, el hambre y el frío, según denunció el proyecto Missing Children. El año pasado salió a la luz el último capítulo de este drama: el hallazgo de una nueva fosa común en la antigua residencia escolar para niños indígenas de Kamloops, en la provincia de la Columbia Británica (al oeste de Canadá). En este centro gestionado por las religiosas Oblatas de María Inmaculada en el que se internó a la fuerza durante casi 80 años a aborígenes se localizaron los restos de 215 pequeños.
Una vez concluido el encuentro de este lunes, que se prolongó durante una hora y cuarto, una portavoz del Métis National Council explicó que Francisco había repetido en inglés tres palabras: “truth, justice, healing” (verdad, justicia y curación). También mostró la confianza de que pueda continuar con esta tarea de reconciliación con un próximo viaje a Canadá. El Papa “escuchó lo que le han contado tres de nuestros ancianos, que han sido muy valientes al hablar de sus experiencias”, explicó la portavoz.
Ngie Crerar, una de las indígenas que ofreció su testimonio a Francisco, aseguró que cuando les internaron en aquellas escuelas “nos robaron todo, aunque no nos rompieron”. Crear mostró además su admiración por el Papa: “Al ver sus gestos atentos he pensado: yo amo a este hombre. Ahora queremos que trabaje con nosotros”, contó a la salida de la audiencia, según la agencia Askanews.
Raymond Poisson, presidente de la Conferencia Episcopal Canadiense, dio las gracias tanto a los distintos representantes de los pueblos indígenas “por haber caminado con nosotros en este camino” como a Francisco, “por su atención a sus sufrimientos y su profundo compromiso por la justicia social”. Con estos encuentros privados, los obispos canadienses esperan que el Papa conozca de primera mano “el trauma y la herencia del sufrimiento afrontado por los pueblos indígenas”, así como el papel desarrollado por la Iglesia católica en los internados escolares. Esta labor “contribuyó a la supresión de las lenguas, la cultura y la espiritualidad indígenas”, lamentó Poisson.