España

Nuccio Ordine, doctor honoris causa por la Universidad Pontificia Comillas

El escritor y filósofo ha recalcado el papel insustituible de los profesores y de la presencialedad en época de tecnología y enseñanza online, y defendió la escuela y la universidad para una humanidad más humana





El escritor, filósofo, humanista y profesor de la Universidad de Calabria (Italia), Nuccio Ordine, ha sido investido hoy doctor honoris causa por la Universidad Pontificia Comillas, que ha reconocido su defensa de la educación como medio para alcanzar el pleno desarrollo personal y una solidaria inserción social, más allá de cualquier objetivo de carácter material. También su humanismo y su defensa de los valores clásicos del pensamiento y la literatura.



Según el rector de Comillas, Enrique Sanz Giménez-Rico, SJ, “Ordine es un abanderado de la educación humanista y con sentido crítico, que reivindica la universidad como lugar de formación de personas y no sólo de técnicos o profesionales. Una universidad como la entendemos en Comillas y en la tradición humanista de la Compañía de Jesús”. El rector, además, lo ha calificado como “un intelectual de raza, un profesor agradecido y comprometido, un hombre de paz y un sabio que cree y transmite valores tan relevantes para nuestras sociedades y culturas como la solidaridad, la justicia y la democracia”.

En su discurso de agradecimiento, Ordine se ha referido a “las consecuencias negativas que pueden derivarse de una enseñanza modelada a partir de las reglas del mercado” y ha criticado que “el objetivo de la educación no es formar ciudadanos cultos capaces de entenderse a sí mismos y de entender el mundo que los rodea con espíritu crítico, sino adiestrar profesionales preparados para adaptarse a las exigencias de la producción global”.

Y lo ha ilustrado con un ejemplo: “En el último control del Instituto Nacional para la Evaluación del Sistema Educativo en Italia, una de las preguntas del test distribuido a los alumnos de la escuela primaria contenía dos cuestiones fuertemente antieducativas: “Tendré bastante dinero para vivir” o “conseguiré comprar las cosas que quiero”. Plantear estas preguntas a niños de entre siete y diez años es un crimen que por desgracia no suscita ninguna indignación”, se ha lamentado Ordine.

El filósofo ha agregado que “parece evidente que la finalidad principal de la educación –en sintonía con la religión del beneficio que domina hoy en día en el mundo entero– debe ser formar futuros consumidores interesados solo en una enseñanza adaptada a las exigencias de la producción mundial para garantizar el acceso a una profesión que pueda asegurar cuantiosas ganancias”. En este sentido, el profesor de Filosofía de Comillas, Angelo Valastro, encargado de la laudatio de Ordine, ha coincicido en “el gran riesgo que corre la universidad hoy en día es el de transformarse en un criadero de “asnos a medias”, es decir, de asnos cuya parte positiva (tesón, paciencia, humildad) se ve anulada por el deseo de resultados tangibles tan inmediatos como destinados a breve vida”.

Los profesores, la base de todo

Ordine ha recalcado el papel insustituible de los profesores y la presencialidad en época de tecnología y enseñanza online. “Olvidamos que solo los buenos profesores, y no las plataformas digitales o los ordenadores, pueden cambiar la vida del estudiante”, ha asegurado. Y ha recordado que Albert Einstein escribió “páginas bellísimas contra la locura de especializar a los estudiantes para prepararlos para una profesión”, porque “lo primero debería ser siempre desarrollar la capacidad general para el pensamiento y el juicio independientes, y no la adquisición de conocimientos especializados”.

El humanista italiano, autor del libro superventas ‘La inutilidad de lo inútil’, ha subrayado la necesidad de “perder tiempo” y, parafraseando a Rousseau, ha dicho: “¿Me atreveré a exponer aquí la mayor, la más importante, la más útil regla de toda educación? No es ganar tiempo, sino perderlo”. Y ha agregado que “tomarse un tiempo no significa perder el tiempo, sino que significa, por el contrario, ganar tiempo, apropiarse del propio tiempo. Significa hacer más humanos nuestro tiempo y nuestra vida”. Para el profesor Valastro, “La inutilidad de lo inútil apareció de improviso en el cielo de las instituciones educativas como una luz capaz de hacerles recuperar la auctoritas de una maestra para hacer crecer al alumno y llevarle a descubrir y cultivar su vocación auténtica, no en vista de una utilidad práctica, como diría Aristóteles, sino para llegar a ser un hombre verdaderamente libre”.

De esa forma, Ordine ha criticado “la dictadura de la rapidez y de la urgencia”, y ha dicho que es necesario hacer entender a nuestros estudiantes que no se estudia para conseguir un título, para ejercitar una profesión o para ganar dinero: “inducir a los jóvenes a creer que deben elegir las disciplinas a estudiar no para seguir lo que aman sino tan solo para buscar trabajo es una manera de envilecer la importante función de la enseñanza”, aseguró, porque “lo realmente importante son las relaciones humanas”. “El verdadero bien de lujo, en una sociedad en la que lo virtual está absorbiendo todos los aspectos de nuestra existencia, coincidirá cada vez más con la dedicación a las relaciones humanas. En definitiva, perder tiempo para consagrarse a los afectos, para reflexionar, para escuchar música, para admirar un cuadro, para perseguir una mariposa, para gozar de las maravillas de la naturaleza significa ganar tiempo para sí y para los demás, contribuyendo a hacer la humanidad más humana”.

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