El arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica ucraniana, Sviatoslav Shevchuk, ha denunciado que un grupo de infiltrados rusos estaba avanzando en un plan para asaltar la catedral de Kiev con el objetivo de asesinarlo. Shevchuk es el líder de la Iglesia católica –fiel a Roma– de rito oriental en el país y recibe el tratamiento de Su Beatitud. El prelado ha desvelado estos planes durante una intervención telemática organizada por el Pontificio Instituto Oriental.
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Ciudades fantasma
El purpurado ha denunciado que “todos nosotros estábamos en una lista negra de personas que deben ser eliminadas. Había gente infiltrada, un grupo que preparaba un asalto a la catedral de Kiev. Tenían nombres, apellidos, direcciones”. Apuntando directamente a los espías de Vladimir Putin también ha apuntado que “hay otras autoridades y representantes de credos que no son bienvenidos” por las autoridades rusas. “Ninguno de nosotros podría imaginar que esto podría suceder. Pero esta invasión fue bien planificada”, ha lamentado, destacando que “si hoy les hablo desde Kiev, es un milagro”. El arzobispo se ha presentado como “un predicador de la esperanza”.
Comentando la situación actual, ha destacado que “los atacantes han comenzado a pedir dinero ante la tragedia. Para salir de la ciudad de Mariupol piden 1.000 dólares para un coche. Si tienes el dinero preparado, la gente puede salir sin necesidad de pasar por los corredores humanitarios”. También ha descrito la ciudad de Jarkov, a solo 40 kilómetros de distancia de la frontera con Rusia, como “una ciudad fantasma, pero todavía resiste a la ofensiva rusa”.