Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia, ha celebrado con una eucaristía a campo abierto en memoria de Gabriel Gutiérrez, el franciscano conocido como Fray Ñero por su ardua labor por los habitantes de calle.
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Cabe recordar que el 02 de abril de 2021, Gutiérrez falleció por complicaciones de covid-19, siempre será recordado como el ángel de las calles de Bogotá.
Al respecto, Rueda señaló que el religioso “era el apóstol de los ciudadanos habitantes de calle”, por lo que hace preces para que “el Señor le conceda la corona de los servidores fieles a un inolvidable hermano de los pobres.
Antes de su deceso, el arzobispo de Bogotá y Fray Ñero organizaban recurrentemente encuentros y actividades en la Plaza Santander para apoyar en medio de la pandemia a cientos de personas en situación de calle
Ejemplo de santidad
Noticias Caracol hizo un compilado de voces en honor al franciscano: “Hay lágrimas que nunca se secan. Que lo digan los habitantes de calle y vendedores ambulantes que, un año después, siguen llorando a su querido Frayñero”.
“Sin compasión, una sociedad se vuelve dura y violenta”: #FrayÑero
Este sábado se conmemora el primer aniversario de la muerte del ángel de los habitantes de calle. Revivimos la entrevista que le hicimos en 2018, en el cumpleaños del general Sandúa https://t.co/k1NhZsvXY8 pic.twitter.com/WjY7UtexLC
— Noticias Caracol (@NoticiasCaracol) April 2, 2022
Vicky, una vendedora de tintos (cafés) en el centro de Bogotá, cuenta que “cuando murió, todo el mundo lloraba por él. Se escuchaba cómo lloraban los indigentes de calle, porque él no ignoraba a la gente, era el padre de nosotros”.
En efecto, esta mujer le debe la vida a Fray Ñero, pues el la sacó del infierno de las calles, así recuerda: “Me sacó de la calle, porque yo también era indigente, fumaba. Me dijo eso no es vida y sí, eso no es vida para mí. Hoy soy otra persona”.
Gacela es un carretillero que compartió mucho con el religioso, de hecho “el gueto somos todos, el padre era el gueto. Él nos escuchaba nos daba consejos”, mientras que Arnold Castillo, salió de las drogas y hasta logró estudiar gracias al fraile.
“Es un vacío muy grande que dejó porque, prácticamente, lo que no hizo mi familia lo hizo él por mí. Es algo que duele”, dice Arnold.
Foto: Arquidiócesis de Bogotá