El alto costo de los alimentos y los combustibles fue el detonante del paro nacional indefinido, que transportistas y agricultores de Perú iniciaron en señal de protesta desde hace unos 6 días.
Los obispos peruanos han expresado su preocupación ante la ola de hechos violentos en varias zonas del país, por lo que abogan por el diálogo y rechazan “el uso de la violencia, venga de donde venga”.
Los prelados han lamentado los sucesos en Huancayo, departamento de Junín, del 01 de abril que desató “una situación de caos total en la ciudad, donde se ha violentado la propiedad pública y privada, dejando decenas de víctimas”.
En este sentido, reconocen el derecho a la protesta “amparado en la Constitución”, pero “condenamos la violencia expresada en el bloqueo de carreteras porque impide el libre tránsito de personas y el transporte de alimentos”.
Asimismo han compartido “las preocupaciones de la población por el incremento desmedido de los precios de los alimentos de primera necesidad, causado por el alza internacional del precio del petróleo (Guerra en Ucrania), pero también por factores nacionales como la inestabilidad política”.
Recomiendan a las autoridades abordar estos conflictos de manera preventiva y no reactiva, porque “los conflictos sociales y su posterior escalada de violencia lamentablemente son una constante en el país”.
Foto: Comercio de Perú