“Todavía estoy esperando que algún miembro de alto rango de la jerarquía ortodoxa diga que se condena de manera inequívoca la matanza de inocentes”. Así se ha expresado el ex arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, en un programa de Radio 4, según recoge The Tablet. Y es que, como él mismo sostiene, este es un motivo para expulsar a la Iglesia Ortodoxa Rusa del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), el órgano que reúne a todas las iglesias cristianas.
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“Cuando una Iglesia apoya activamente una guerra sin condenar las infracciones evidentes, entonces otras Iglesias tienen derecho a plantear la cuestión”, sostiene el líder de la Iglesia anglicana antes de la llegada de Justin Welby, actual arzobispo de Canterbury.
Según Williams, “a Putin le conviene tener una jerarquía eclesiástica compatible, y a la jerarquía eclesiástica, por el contrario, le va bastante bien con el régimen de Putin: se están construyendo muchas iglesias nuevas y costosas, muchos privilegios para la jerarquía que todavía se está recuperando de alguna manera de todos esos décadas de feroz persecución bajo el régimen comunista”.
Kirill, el pastor que no cuida su rebaño
El emérito de Canterbury establece un paralelismo entre la Iglesia pastoreada por Kirill con el cristianismo en el siglo IV bajo el emperador Constantino, “cuando una Iglesia que había sido perseguida durante mucho tiempo se encontró públicamente respetable y abrazó el sistema imperial sin críticas”.
Como este líder religioso señala, bajo el régimen Vladimir Putin, la Iglesia Ortodoxa Rusa se ha asociado cada vez más con el Estado y las fuerzas armadas, y es la piedra angular de la visión del presidente ruso de una cultura rusa única en desacuerdo con Occidente.
“No hemos visto señales entre la jerarquía rusa de voluntad ni siquiera para pedir un alto el fuego; eso es lo mínimo que espero ver”, ha señalado Williams. Y ha agregado en referencia al patriarca de Moscú: “Su propio rebaño está siendo asesinado en Ucrania por otros miembros de su propio rebaño. Es su responsabilidad condenar la matanza de su propio rebaño, por el que es responsable ante Jesucristo”.
