“En la noche del lunes 4 al martes 5 de abril, hombres armados no identificados irrumpieron en la comunidad de las religiosas de la parroquia de Yalgo, en la Diócesis de Kaya, y secuestraron a la hermana Suellen Tennyson, de la Congregación de las Hermanas Marianistas de la Santa Cruz”.
Así fue como, en un comunicado difundido por La Croix, Théophile Nare, obispo de Kaya, en Burkina Faso, dio a conocer el secuestro padecido por esta religiosa estadounidense de 83 años y que llevaba desde octubre de 2014 ofreciendo su servicio misionero en Yalgo.
Sin poder dar más detalles, pues aún no se conoce la identidad de los captores ni la agrupación a la que podrían pertenecer, Nare sí que compartió cómo se dio el rapto: “Fue llevada a un destino desconocido por sus captores, que, antes de partir, vandalizaron las salas del lugar y dañaron el vehículo de la comunidad, que también trataron de llevarse”.
Yalgo es un enclave norteño situado entre las grandes ciudades de Kaya y Dori, dándose la circunstancia de que esta región es una de las más golpeadas por el auge del yihadismo desde que en 2015 surgieran varios grupos radicales, unos más cercanos a Al Qaida y otros al autodenominado Estado islámico.
En estos siete años, la violencia se ha disparado en el norte de Burkina Faso y en otros países de su entorno, estimándose en el caso burkinés en unas 2.000 las víctimas mortales de sus atentados y forzando a la huida de sus hogares de 1,8 millones de desplazados.
La inestabilidad es tal que, el pasado 24 de enero, se produjo un golpe de Estado por el que un grupo de militares forzó la salida del presidente, Roch Marc Christian Kaboré. El nuevo jefe del Ejecutivo es el líder de la asonada, el teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, quien ha puesto en el centro de su gestión la lucha contra los diferentes grupos yihadistas.