Con motivo del mes de Ramadán, que comenzaba este año el pasado 1 de abril, y con motivo de la fiesta de ‘Id alFitr, el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso ha enviado un mensaje a la comunidad musulmana titulado ‘Cristianos y musulmanes: compartimos alegrías y tristezas’.
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En el texto, firmado por el presidente del Pontificio Consejo, el cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot, se subraya las graves consecuencias que ha tenido la pandemia, cuyos “trágicos efectos en todos los aspectos de nuestro estilo de vida ha vuelto a llamar nuestra atención sobre un aspecto importante: compartir”.
“La conciencia de la bondad y generosidad de Dios llena nuestro corazón de gratitud hacia él y, al mismo tiempo, nos anima a compartir sus dones con nuestros hermanos y hermanas que se encuentran en toda necesidad”, señala el Pontificio Consejo. “La situación de pobreza y precariedad que enfrentan muchas personas debido a la pérdida de empleos y los problemas económicos y sociales vinculados a la pandemia hacen que nuestro deber de compartir sea aún más urgente”.
El valor de compartir
Por este motivo, el compartir “encuentra su motivación más profunda en la conciencia de que todo lo que somos y todo lo que tenemos es un don de Dios y que, en consecuencia, debemos poner nuestros talentos al servicio de todos nuestros hermanos y hermanas, compartiendo con ellos lo que tenemos“.
Sin embargo, se asevera, del mismo modo, que el compartir “no se limita a los bienes materiales, sino que es sobre todo compartir las alegrías y las penas mutuas, que forman parte de toda vida humana”, como es, en este caso, el dolor por las pérdidas o la alegría por las fiestas de la fe, como es el caso del Ramadán.
“Nuestra esperanza”, finaliza el mensaje, “queridos hermanos y hermanas musulmanes, es que sigamos compartiendo las alegrías y las penas de nuestros vecinos y amigos, porque el amor de Dios abraza a cada persona y al universo entero”.