Los obispos al pueblo gitano: “Nuestra vida es un peregrinar constante hacia Dios”

08/04/2022 | Elena Magariños

El 8 de abril se celebra el Día Internacional del Pueblo Gitano

Como cada 8 de abril se conmemora el Día Internacional del Pueblo Gitano, y, por este motivo, la Pastoral con los Gitanos de la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha querido felicitar al pueblo gitano “51 años después del primer Congreso Mundial Gitano celebrado en Londres en 1971. Congreso donde por primera vez se institucionaliza nuestro himno y nuestra bandera. Compartimos pueblo, himno, costumbres, cultura… y una bandera que nos hermana”.

Una bandera que, tal como señala la CEE, “no es una simple tela estampada de colores con una rueda de carro en medio de ellos. Es algo más, es el signo que nos identifica, que nos da sentido como pueblo y nos recuerda nuestra identidad y peregrinar en esta tierra”.

En constante peregrinar hacia Dios

Así, la Pastoral con los Gitanos ha señalado que el azul “nos recuerda el cielo abierto” y a la “libertad del Pueblo Gitano, la mirada siempre elevada hacia lo trascendente, hacia el misterio, hacia Dios”. Al mismo tiempo, con el verde “sentimos la tierra que pisamos y recordamos el sendero que nuestros mayores hicieron antaño. También tenemos la vista puesta hacia la naturaleza, lo humano y terrenal, como gitanos/as nos hacemos uno con todo lo creado, y agradecemos a Dios lo que nos regala diariamente, sembrando en ese verde semillas de libertad y de fe, que al dar fruto queremos compartir con todos los demás hermanos y hermanas”.

Por último, el “cielo y la tierra se funden en nuestra rueda roja, aquel símbolo del carro de nuestros gitanos viejos que tantos caminos recorrieron, senderos muchas veces de incomprensión, persecución y odio, pero que fuimos avanzando por amor a Dios, la familia y la vida. La rueda fue el movimiento que salvo muchas veces a nuestras familias de aquellos duros momentos”. Una rueda que se convierte, de esta manera, “en motivo de salvación”. “Ojalá nuestra bandera nos recuerde siempre enfocar la mirada hacia el cielo, sabiendo que pisamos tierra y que nuestra vida es un peregrinar constante hacia Dios”, asevera la CEE.