Unos 40 soldados asaltaron el pasado viernes, 8 de abril, la iglesia del Sagrado Corazón, la catedral de Mandalay, la segunda ciudad en extensión de Myanmar. En ese momento se encontraba en el mismo edificio el arzobispo Marco Tin Win, que fue trasladado por los soldados hasta el templo. Y es que la represión es un elemento constante en medio de la inestabilidad que se vive en el país.
- PODCAST: Vuelven las procesiones
- ¿Quieres recibir gratis por WhatsApp las mejores noticias de Vida Nueva? Pincha aquí
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Asalto en la catedral
La archidiócesis de Mandalay está sufriendo diferentes escenas de violencia, según ha publicado Asia News. En esta ocasión, el grupo de soldados birmanos entró gritando a los fieles pidiendo oro, dinero y las armas escondidas. Tras la irrupción impidieron que los fieles pudieran entrar o salir. Los asaltantes se llevaron únicamente el dinero de la colecta según declaró el vicario general, Dominic Jyo Du, que intermedió ante los soldados.
El obispo y los fieles estuvieron retenidos en la catedral más de dos horas, antes de ser puestos en libertad. Ahora bien, un destacamento militar continuó haciendo guardia en torno al templo. Y es que el arzobispo de Mandalay ha sido uno de los eclesiásticos más críticos, manifestándose en repetidas ocasiones contra el golpe de estado.