Argentina: alegría salesiana por la canonización de Zatti

El papa Francisco autorizó a la Congregación para la Causa de los Santos a promulgar el decreto en el que se reconoce el milagro atribuido a su intercesión

Argentina: alegría salesiana por la canonización de Zatti

Artémides Zatti consagró su vida a Dios al servicio de los enfermos, de los pobres. Responsable del hospital San José de Viedma, ampliaba el círculo de sus pacientes llegando, con su inseparable bicicleta, a todos los enfermos de la ciudad, especialmente a los más pobres”. De este modo se expresaba Ángel Fernández Artime, rector de los salesianos, ante la noticia de la promulgación del decreto de reconocimiento del milagro atribuido a la intercesión del beato.



Agregó que esta noticia, a la luz de la Pascua del Señor, es un mensaje y una semilla de esperanza para el tiempo dramático que estamos viviendo, por la pandemia y por tantas guerras, particularmente la de Ucrania, que traen muerte, dolor y destrucción. “Artémides Zatti nos anima a vivir la esperanza como virtud y como actitud de vida en Dios. El camino de la santidad exige muy a menudo un cambio de valores y de visión”, aseveró.

Por su parte, el superior de la Inspectoría Argentina Sur, Darío Perera, consideró que esta canonización representa una inmensa alegría para los salesianos, pero también para la Iglesia en Argentina, y sobre todo para la Iglesia de Viedma.

Resaltó, además, la vocación del Salesiano Coadjutor, en la que se puede apreciar con transparencia la belleza de la vida consagrada. Con respecto a Zatti indicó: “En él se ve con claridad aquella característica con que nació la vida religiosa: vivir en las fronteras, ir a los últimos, estar entre los más pobres. Con Justicia se lo llamó el ‘pariente de todos los pobres’”.

¿Quién fue Artémides Zatti?

El beato nació en Boretto, en la provincia de Reggio Emilia (Italia), el 12 de octubre de 1880. Su familia quiso evitar la desocupación europea de aquel entonces, y viajaron a la Argentina en 1897 y se instalaron en Bahía Blanca. En 1914, recibió la ciudadanía argentina.

Desde joven fue interesándose por la vida religiosa y por el sacerdocio. En abril del 1900, ingresó al aspirantado para iniciar su formación religiosa con los salesianos, en la localidad de Bernal, en Buenos Aires. Un año más tarde atendió al padre salesiano Ernesto Giuliani que murió de tuberculosis. Contrajo la enfermedad y debió viajar a Viedma para curarse. Allí, le prometió a la Virgen María que si se curaba, se consagraría al cuidado de los enfermos en el Hospital de la ciudad.

Una vez recuperado, comenzó a trabajar como enfermero en dicho hospital patagónico. En 1902, tuvo a su cuidado al beato argentino Ceferino Namuncurá.

Hizo su profesión religiosa como salesiano coadjutor (laico consagrado), el 18 de febrero de 1911. Fue administrador del hospital, pero nunca dejó de visitar a los enfermos en bicicleta, más allá de la distancia, del viento o del frío patagónicos.

Hacia el año 1950 le detectaron síntomas de cáncer. Continuó con el cuidado de los enfermos más pobres hasta que su enfermedad lo incapacitó. Falleció el 15 de marzo de 1951, a los 70 años de edad. Sus restos descansan en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús del Instituto San Juan Bosco (Viedma).

El 14 de abril de 2002, el Papa Juan Pablo II lo proclamó beato de la Iglesia Católica en una celebración en la Plaza de San Pedro.

“Zatti, hermano nuestro”

Para conocer más sobre la obra como trabajador de la salud y como religioso, los salesianos realizaron un cortometraje.

 

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