Asia

Israel propone redescubrir los lugares de la Pasión con motivo de la Semana Santa

El país mediterráneo ha levantado las restricciones que dificultaban la entrada de turistas y peregrinos debido a la pandemia





El final de las restricciones sanitarias supone la vuelta de los peregrinos y turistas a los principales lugares de Tierra Santa. Y es que Israel ha relajado los controles y ahora tanto vacunados como no vacunados, pueden entrar al país mediterráneo y recorres los escenarios que recorrió Jesús durante su Pasión en Jerusalén. Con este motivo, Turismo de Israel ha preparado una guía de consejos imprescindibles para este tiempo litúrgico.

Escenarios imprescindibles

Uno de los lugares centrales de la Semana Santa es el Santo Sepulcro donde el sábado por la tarde, a las 18:00 h., tiene lugar una plegaria vespertina, un gran momento de solemnidad para los feligreses. Ese mismo día por la mañana, a primera hora, se celebra la Oración delante de la Tumba Sagrada. El mediodía es el mejor momento para las visitas de fieles.

Otro escenario, más lejos de la Vía Dolorosa, es el mar de Galilea, también conocido como el lago Tiberíades. Allí varias compañías que ofrecen barcos para surcar las aguas de uno de los muchos mares especiales en Israel. Los Evangelios registran que Jesús desarrolló gran parte de su vida pública allí, así que trazar un itinerario por el lago es un experiencia única y espiritual.

Los peregrinos aprovechan también para visitar Nazareth Village, una recreación precisa de la ciudad natal de Jesús. Sin reserva previa (con aproximadamente una semana de antelación), es imposible entrar y conocer a los aldeanos que escenifican el pueblo, sus casas y su granja, viviendo y trabajando con el mismo tipo de ropa, cerámica, herramientas y métodos que habrían usado María y Jesús.

En estas fechas también se celebra la Pascua Judía y por ello son habituales las aglomeraciones para rezar en el Muro de las Lamentaciones. Además, en los días previos se retiran los papeles del Muro de las Lamentaciones para enterrarlos en el monte de los Olivos, una solemne tradición digna de ver que solo se realiza dos veces al año.

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