La Santa Sede anunció este gesto de reconciliación en la oración del Viernes Santo en el Coliseom pero el embajador ucraniano siembra la duda sobre su conveniencia
Está previsto que sea el gesto más significativo del Vía Crucis que el Papa presidirá de nuevo en el Coliseo romano después de dos años de pandemia. Dos familias, una ucraniana y otra rusa, portando la cruz en la noche del Viernes Santo en plena guerra como símbolo de reconciliación entre los dos pueblos.
Sin embargo, este empeño de la Santa Sede que cuenta con el visto bueno de Francisco podría darse al traste en el último momento. Así lo ha dejado caer el embajador de Ucrania ante la Santa Sede, Andrii Yurash, que ha expresado sus dudas sobre la iniciativa.
A través de sus redes sociales, Yurash compartió que “entiende y comparte la preocupación general en Ucrania y en otras muchas comunidades acerca de la idea de unir a mujeres ucranianas y rusas”. Sin embargo, el diplomático apostilló que “estamos trabajado en el tema tratando de explicar las dificultades de su realización y sus posibles consecuencias”.
Tal y como ha compartido ya el Vaticano, en el Vía Crucis esta previsto que se hagan presentes las familias de dos enfermeras, Irina de Ucrania y Albina de Rusia, que trabajan en el Campus Bio-Medico de Roma y que compartirán de viva voz lo que sienten en estos días de guerra.