Este Jueves Santo, el periódico italiano Corriere della Sera ha regalado a sus lectores el libro ‘Contra la guerra. La valentía de construir la paz’. Una obra que también está en librerías y lleva la firma del papa Francisco y que según los medios vaticanos “presenta el diálogo como un arte de la política, la construcción artesanal de la paz y el desarme como una opción estratégica”.
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El libro que ha sido publicado por la editorial italiana Solferino y la Libreria Editrice Vaticana, será presentado el próximo 29 de abril, en la Universidad LUMSA de Roma con el cardenal Piero Parolin, Secretario de Estado, y el expresidente del gobierno italiano y expresidente de la Comisión Europea Romano Prodi.
En su introducción, el pontífice recuerda que en Irak pudo “ver de primera mano el desastre causado por la guerra, la violencia fratricida y el terrorismo”, junto con las “semillas de esperanza para renacer”. “Nunca hubiera imaginado entonces que un año después estallaría un conflicto en Europa”, lamenta.
El Papa denuncia una “Tercera Guerra Mundial, diciendo que ya la estamos viviendo, aunque todavía ‘por partes’. Estas partes se han hecho cada vez más grandes, soldándose entre ellas… En este momento, hay tantas guerras en acto en el mundo que causan un inmenso dolor, víctimas inocentes, especialmente niños”. Para Francisco, “son muchas las guerras olvidadas que, de vez en cuando, reaparecen ante nuestros ojos desatentos”.
La guerra es un sacrilegio
Sobre la última guerra, denuncia que “Ucrania ha sido atacada e invadida. Y en el conflicto, los más golpeados son, desgraciadamente, muchos civiles inocentes, muchas mujeres, muchos niños y muchos ancianos, obligados a vivir en refugios excavados en el vientre de la tierra para evadir las bombas, con familias que se separan porque los maridos, padres y abuelos se quedan para luchar, mientras las esposas, madres y abuelas, tras largos viajes de esperanza, cruzan la frontera para buscar refugio en otros países que las reciben con gran corazón”. Una situación ante la hay que decir basta.
“¡La guerra no es la solución, la guerra es una locura, la guerra es un monstruo, la guerra es un cáncer que se autoalimenta devorándolo todo! Es más, la guerra es un sacrilegio, que causa estragos en lo más precioso sobre nuestra tierra, la vida humana, la inocencia de los más pequeños, la belleza de la creación”, denuncia Francisco.
“Lo que estamos presenciando es la enésima barbarie y nosotros, por desgracia, tenemos poca memoria. Sí, porque si tuviéramos memoria, recordaríamos lo que nos dijeron nuestros abuelos y nuestros padres, y sentiríamos la necesidad de paz igual que nuestros pulmones necesitan oxígeno. La guerra lo deforma todo, es locura pura, su único objetivo es la destrucción y esta se desarrolla y crece precisamente a través de la destrucción”, denuncia. Además, reprocha que se gastan 1981 mil millones de dólares al año, aumentado 2,6% durante la pandemia.
El amos es más fuerte que el odio
“El odio, antes de que sea demasiado tarde, debe ser extirpado de los corazones. Y para hacerlo, es necesario el diálogo, la negociación, la escucha, la habilidad y creatividad diplomática, una política con visión de futuro capaz de construir un nuevo sistema de convivencia que ya no se base en las armas, en el poder de las armas, en la disuasión”, suplica el Papa.
Pero el pontífice recuerda que “frente a las imágenes de muerte que nos llegan desde Ucrania, es difícil tener esperanza. Sin embargo, hay signos de esperanza. Hay millones de personas que no desean la guerra, que no justifican la guerra, sino que piden la paz. Hay millones de jóvenes que nos piden que hagamos todo, lo posible y lo imposible, para detener la guerra, para detener las guerras”.
“Cuando borramos el rostro del otro, podemos hacer crujir el sonido de las armas. Entonces, cuando al otro, su rostro y su dolor, lo tenemos ante nuestros ojos, no se nos permite lacerar su dignidad con la violencia”, recomienda el Papa ante esta situación. Bergoglio cierra la presentación del libro retomando la invitación a cultivar la “amistad social” que propone en la encíclica ‘Fratelli tutti’.