Europa

La solidaridad se multiplica en la frontera ucraniana después de mes y medio de guerra

Cáritas Polonia ya ha recaudado más de 21 millones y medio de euros para atender las necesidades de los refugiados que han recibido huyendo del conflicto armado





Cáritas Polonia ya ha recaudado 100 millones de zlotys, más de 21 millones y medio de euros, de ayuda para Ucrania desde que hace mes y medio comenzara la ofensiva por parte de Rusia. De esta cantidad obtenida a partir de los donativos, más de la mitad ya está en poder de las Cáritas ucranianas. Otra cantidad se ha destinada a la asistencia de los refugiados y las familias ucranianas que se encuentran en Polonia.

Red de asistencia

Y es que el principal reto que se vive en la frontera polaca es la acogida de la ingente cantidad de desplazados que está dejando esta guerra. Sólo la Cáritas de la archidiócesis de Przemyśl, que gestiona puntos de ayuda en las estaciones de tren de Przemyśl, Medyka, Korczowa y Krościenko, ha estado preparando 30.000 bocadillos al día para los refugiados desde el comienzo de esta gran crisis humanitaria, según informan desde la entidad. Hasta el momento, en este mes y medio, Cáritas ha proporcionado más de 1,5 millones de comidas a las personas que llegan de Ucrania. Además, 19.500 personas se han beneficiado de la ayuda de transporte y más de 8.300 familias han recibido apoyo en los centros de Cáritas.

Más allá de esta atención asistencial, poco a poco se están programas de asesoramiento psicológico y jurídico, apoyo en el cuidado de los niños, orientación laboral… Para ello se han creado dos ‘guarderías de emergencia’ en las estaciones de Przemyśl y Varsovia. 2.000 personas se beneficiaron de asistencia jurídica y casi 5.000 de ayuda psicológica, informan desde Cáritas. Esto ha sido posible gracias al refuerzo que se ha hecho de los Centros de Asistencia a Migrantes y Refugiados, des que hasta el momento solo existía uno en Varsovia pero de los que se han abierto unos 20 más.

Para el director de Cáritas Polonia, Marcin Iżycki, la ayuda a los ucranianos, “de ser un movimiento espontáneo, se está transformando en un sistema que se ha creado rápidamente y que todavía es imperfecto, pero que mejora constantemente. Incluye la reflexión sobre un amplio abanico de necesidades, pero también tiene como objetivo el mejor uso de nuestras habilidades y recursos”. Algo en lo que se cuenta con casi 20.000 voluntarios.

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