El tema de la Última Cena fue tan importante para la comunidad cristiana que el arte, desde los orígenes del cristianismo, no ha dejado de representar este momento bíblico del Nuevo Testamento
Mihaela Luminita Albisor, profesora de la Licenciatura en Arte de la Universidad de Monterrey (UDEM), aseguró que la Última Cena es una de las escenas religiosas más representadas en el mundo del arte, siendo quizás la de Leonardo da Vinci la obra más icónica.
Para la especialista, la importancia de esta escena en la vida del Hijo de Dios va más allá de la última comida que tuvo con sus seguidores, pues este momento se convirtió en uno de los rituales más importantes de la comunidad católica.
“La Última Cena –explicó- se menciona en los cuatro evangelios y también en la primera epístola de San Pablo a los Corintios, y estos documentos no se refieren solamente al momento de la comida, sino que es un recuento de los eventos que se dan durante la última comida de Jesús ante una pequeña comunidad cristiana que se estaba gestando en ese momento”.
El tema de la Última Cena –continuó la profesora originaria de Rumania- fue tan importante para la comunidad cristiana, que el arte, desde los orígenes del cristianismo, no ha dejado de representar este momento bíblico del Nuevo Testamento.
“De hecho, se volvió uno de los temas recurrentes en el arte, pues las representaciones de la última cena se encuentran relacionadas al ciclo de la vida de Cristo“.
De acuerdo con la profesora Luminita Albisor, esta escena se ha plasmado en diferentes formatos que van desde el fresco, la pintura al óleo y relieves, hasta en mosaicos, esculturas, vitrales, bordados, incluso en pinturas paleocristianas situadas en catacumbas romanas.
“Este momento es tan universal que no solo ha aparecido en expresiones artísticas de occidente, sino que también en Oriente, en el Norte de África y en Medio Oriente”.
Explicó que al hablar de la Última Cena la gente suele pensar en ese momento donde Cristo está sentado a la mesa, rodeado de los apóstoles, pero la realidad es que es un motivo mucho más grande y se divide en cuatro escenas: la profecía dramática de la traición de Judas; la institución de la Eucaristía; el lavatorio de los pies de los apóstoles y la despedida entre Jesús y sus discípulos”.
Para la especialista, es esta última comida donde culminan los fundamentos del cristianismo, es decir, Jesús le da un nuevo sentido a la comida de la Pascua judía, y esa cena pasa a ser una de las primeras instancias de la comunión como se conoce hoy en día.
“Jesús llevó la cena de Pascua a su último cumplimiento; tomó unos de los símbolos asociados con la antigua Pascua judía, les impregnó un nuevo sentido, instituyó el nuevo pacto y la ordenanza para la Iglesia. También predijo la negación de Pedro y la traición de Judas, y convierte su sacrificio en la salvación de la esclavitud y de la muerte espiritual a través de la eucaristía”, sintetizó.
Este acontecimiento –añadió- fue un anuncio del plan de Dios para el mundo, y para los cristianos y católicos, ahora es un momento de reunión y reflexión sobre la fe y el perdón.
“Fue un acto trascendental, no solamente en términos judeocristianos, sino en términos de la trascendencia de la relación que existe entre los alimentos (…) Para los creyentes católicos, la Última Cena marca la institución de la Eucaristía y es símbolo de la comunión con Cristo”, indicó.
La profesora de la UDEM explicó que “cuando hablamos de la Eucaristía hablamos del pan y del vino, el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Existe el dicho de que ‘somos lo que comemos’, por lo tanto, somos seres espirituales, somos cristianos, y hacemos nuestra declaración de fe con la eucaristía”.