El cardenal hondureño, Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, ve su fecha de jubilación más pronto que tarde. Así se desprende del mensaje que lanzó ayer Jueves Santo desde la basílica menor de Suyapa, en el extremo oriente de Tegucigalpa: “En este momento, teniendo presente que en la Divina Providencia es la última misa crismal que presido como arzobispo de Tegucigalpa, yo quiero pedirles perdón a los sacerdotes, si por mis límites no he sabido responder a lo que tienen derecho a esperar de su obispo”.
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Tal fue el revuelo que causó en el propio templo y en el país estas palabras que el portavoz de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, Juan Ángel López, tuvo que aclarar minutos después que no se trataría de un cese inmediato. “Dependerá del Papa si la acepta o no. En el caso de nuestro arzobispo, el Santo Padre le manifestó que se quedará hasta los 80 años”, explicó el sacerdote, que matizó: “El cardenal no dijo que se jubilaba, solo que es su última misa como arzobispo”.
Sin anuncio oficial
Aunque la Santa Sede no ha comunicado oficialmente en el Bollettino el final de la misión pastoral del purpurado, lo cierto es que las palabras de Rodríguez Maradiaga hacen prever un cese de sus responsabilidades en primera línea antes de la próxima Semana Santa de 2023.
Lo cierto es que el purpurado cumplirá 80 años el próximo mes de diciembre y en enero de 2023 celebraría tres décadas al frente de la principal diócesis de Honduras. Eso sí, estaría por ver si Rodríguez Maradiaga habría dado por terminado su labor en primera línea en el Vaticano como coordinador del grupo de cardenal que asesora al Papa Francisco sobre la reforma de la Curia, tras la reciente publicación de la constitución ‘Praedicate Evangelium’.
Una vida, no un trabajo
De momento, ayer en la homilía que sonó a despedida del presbiterado, les agradeció a los curas hondureños su entrega a lo largo de estos años, recordándoles además que el ministerio sacerdotal “es una vida, no un trabajo según la mentalidad del mundo”. No dudó en elogiar a tantos hombres consagrados que “acumulan años y años gastados sin calendario laboral y tienen viva la llama ardiente de la ilusión y su amor por su ministerio”.
Figura de referencia en el Episcopado Latinoamericano de las últimas décadas, no pocos le situaron siempre como papable en los dos últimos cónclaves. Sin embargo, mientras se le situaba en las diversas quinielas, a toro pasado unos y otros le reconocen su papel esencial como gran elector para que Jorge Mario Bergoglio se convirtiera con el paso de los años en un pastor emergente más allá del continente americano y los cardenales confiaran en él como futuro Papa.