Joseph Ratzinger celebra su cumpleaños en el monasterio Mater Ecclesiae rodeado por su círculo más íntimo
Débil en lo que a movilidad se refiere, de vez en cuando alguna fotografía nos muestra el buen ánimo de un papa emérito, Benedicto XVI, que recibe a colegas y amigos en pequeñas dosis en el monasterio Mater Ecclesiae de los Jardines Vaticanos. Allí celebra este sábado 16 de abril, Ratzinger su 95 cumpleaños. Con la sobriedad que requiere un Sábado Santo, la efusividad litúrgica se reserva para la celebración de la noche y quizá en algún evento familiar en la octava de Pascua, como ha ocurrido en otras ocasiones.
Lejos de las sorpresas que le deparó un grupo bávaro en la sencilla fiesta organizada por su 90 cumpleaños –todavía con la presencia de su hermano–, las celebraciones de este año quedarán reducidas a la discreción del hogar y están marcadas por la condición física del papa emérito. Han pasado 9 años desde que en 2013, Benedicto XVI confesase que había “llegado a la certeza de que mis fuerzas, dada mi avanzada edad, ya no se corresponden con las de un adecuado ejercicio del ministerio petrino”.
Las fuerzas vitales se han ido mermando desde entonces, aunque quedan para el recuerdo muchos momentos destacados de su dilatada trayectoria de quien nadie podrá dudar que será recordado, al menos, por ser el primer papa en renunciar después de 598 años. Por ello, Vida Nueva repasa 10 momentos de la vida de este papa alemán que pasó de ser el guardián de la ortodoxia a ser el pastor de la caridad.
Joseph Aloisius Ratzinger nació y se bautizó el 16 de abril de 1927, Sábado Santo, en un pequeño municipio de Baviera (Alemania). Es el tercero y más joven de los hijos del policía Joseph Ratzinger y de María Rieger. La familia se mudó en varias ocasiones y Joseph fue enviado al seminario menor de San Miguel en Traunstein.
La guerra obligó a Ratzinger a ir a filas a los 16 años. Como soldado protegió la fábrica de BMW y fue destinado a varios países. Desertó casi al final de la guerra y fue hecho prisioneros por los soldados aliados. Tras el conflicto, volvería al seminario y estudiaría en las universidades de Freising y Múnich.
El 29 de junio de 1951 fuer ordenado sacerdote junto a su hermano Georg en la catedral de Freising. Presidió la celebración el entonces arzobispo de Múnich y Frisinga, el cardenal Michael von Faulhaber. Celebró su primera Misa en la parroquia de San Oswaldo en Traunstein y el 30 de julio de 1951, junto a su hermano, en Rimsting, lugar donde su madre había nacido. Un año después fue destinado ya al seminario como profesor.
La tesis de Ratzinger sería sobre san Buenaventura ofreciendo una visión que haría que fuese tildado de modernista por algunos. Sin embargo el mundo académico le abriría las puertas llegando a ser profesor de la Universidad de Bonn, Münster, Tubinga y Ratisbona. En el Vaticano II sería asesor del cardenal de Colonia.
El 24 de marzo de 1977 Ratzinger fue consagrado arzobispo de Múnich y Frisinga, y el 27 de junio, Pablo VI lo nombró cardenal con el título de Santa Maria Consolatrice al Tiburtino. En Alemania como cardenal recibirá al papa Juan Pablo II, que lo llamará a ser prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El cardenal Joseph Ratzinger fue elegido papa el 19 de abril de 2005. Eligió el nombre de Benedicto XVI. Ratzinger es el octavo Papa alemán, el pontífice número 265, y fue elegido en la cuarta votación del cónclave. Se presentó en la logia de la basílica como un “humilde trabajor de la viña del Señor”.
El Papa profesor publicó el 25 de enero de 2006 su primera encíclica, Deus Caritas Est. Una auténtica hoja de ruta del que será su magisterio presentando la Iglesia al servicio de la verdad a través de la caridad. Será también el pontífice del ecumenismo o el que de pasos decisivos por la tolerancia cero en materia de abusos a menores por parte de clérigos.
De entre los viajes de Benedicto destacan imágenes como la de Auschwitz. En el especial de Vida Nueva por el 90 cumpleaños del pontífice señalaba Federico Lombardi: “Naturalmente recuerdo bien aquel viaje. Recuerdo la expectación y la emoción por la visita al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau por parte del Papa alemán, un hombre que había vivido, aunque era muy joven, el tiempo del nazismo, y la profunda meditación que allí pronunció”.
“No abandono la Iglesia, la serviré de otro modo”, explicó Benedicto XVI en su último ángelus el 24 de febrero de 2013 antes de retirarse y pasar a ser Papa emérito. Ya en su última audiencia el miércoles siguiente señaló además que su decisión de renunciar no supone “abandonar la Cruz”, sino mantenerse “en el servicio con la oración”. Un momento histórico.
Benedicto XVI lleva sotana blanca simple y pasa la mayoría del día en su despacho, junto a sus libros y sus discos, en el acondicionado monasterio Mater Ecclesiae. Su legado está en sus obras y en su magisterio. Sus apariciones públicas son muy limitadas, la relación con Francisco –el real, no el de la película de Netflix– es “como tener un abuelo sabio en casa”. Previsiblemente Bergoglio llamará al pontífice emérito este Sábado Santo.