Luego de dos años de restricciones sanitarias, las condiciones de la pandemia en Chile han permitido a las autoridades aumentar el aforo y autorizar a no usar mascarilla en espacios abiertos, entre otras medidas. Esto ha hecho posible volver a celebraciones litúrgicas presenciales, con mayor asistencia, en Semana Santa.
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Todas las diócesis programaron sus celebraciones con precauciones sanitarias, pero facilitando el encuentro y la participación activa de la comunidad. Esto ha sido ocasión de mucha alegría y participación entusiasta, en ciudades y pueblos, en las Iglesias Catedrales, sedes parroquiales y capillas.
Gozo generalizado
“Hemos tenido buena asistencia, en cada una de las capillas, en estos días de Semana Santa y el compromiso de los agentes pastorales se ha notado grandemente”, dijo a Vida Nueva Ernesto Castro, párroco de San Nicodemo, en Coinco, parroquia rural de la diócesis de Rancagua.
Agregó que “nuestra gente está contenta, se nota en la asistencia, en su participación en las oraciones, cantos y donaciones. Hay un gozo generalizado: antes, durante y después de cada celebración en estos tres días”, confirmó Castro.
En la mayoría de las catedrales los obispos celebraron la Cena del Señor incluyendo el lavado de pies, como era tradición. Algunas celebraron Misa Crismal con todo el clero. El Viernes Santo, feriado en Chile, en muchas ciudades y pueblos se volvió a vivir el Viacrucis por las calles, con gran fervor. Culminando estas celebraciones en la hermosa ceremonia del fuego y la luz de Cristo que abre la Fiesta de la Resurrección, en la que en muchos templos se apreció una mayor asistencia que en años pasados.
Consuelo de la vida comunitaria
Aunque la parroquia de Coinco es pequeña, con casi 10 mil habitantes, en ella se percibe lo mismo que en muchos otros lugares del país: “hemos constatado un ansia por la vida sacramental, sobre todo por la Confesión y la Comunión, y por participar en la Eucaristía”, nos dijo Ernesto Castro. Agregó que “eso da pie para pensar que nuestro pueblo creyente anhela con ansiedad el consuelo de la vida comunitaria, la celebración de los Sacramentos y la participación de las actividades propias de la Iglesia, y sobre todo, cooperar en sus Capillas, con la ayuda fraterna y solidaria. Al menos, por mi parte, es lo que percibo en mi parroquia”, cerró.
En Antofagasta, el arzobispo Ignacio Ducasse dijo en la celebración de la Resurrección: “¡Cristo ha resucitado! Esta es la gran noticia que nos congrega y alegra a todos, que se grita con júbilo, que fundamenta nuestras vidas y le da sentido cristiano. Cristo ha resucitado y vive glorioso por los siglos de los siglos”.
Luego llamó a que “como cristianos, partícipes de la resurrección de Jesucristo, seamos hermanos y hermanas, sembradores de vida divina, de vida eterna, seamos personas resucitadas, alegres, esperanzadas, llenas del Espíritu de Jesús. Acompañemos a Jesús junto a la Cruz, pero también, y sobre todo, en la alegría de su Resurrección”.
Refiriéndose a este reencuentro de las comunidades, en La Serena el arzobispo René Rebolledo dijo: “Acostumbro decir que los fieles son fieles. No obstante, las dificultades que sobrevinieron por las consecuencias del COVID-19, los fieles participaron de las celebraciones los años 2020-2021, vía telemática. Los felicité y agradecí su fidelidad. Este año, gracias a Dios, pudimos hacer memoria de los acontecimientos grandes de nuestra fe –Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor- presencialmente. Fue un verdadero gozo el reencuentro, una maravilla la participación y elocuente el testimonio de fe”, confesó Rebolledo.