Christian Carlassare, obispo de la diócesis sursudanesa de Rumbek, destaca el aprecio de la población civil por la figura de Francisco y considera que “no habrá grandes riesgos” durante su visita en julio
Del 5 al 7 de julio próximos el papa Francisco visitará Juba, la capital de Sudán del Sur, segunda etapa de su nueva gira africana que le llevará en los tres días anteriores a Kinshasa y a Goma, en la República Democrática del Congo. Christian Carlassare, obispo de la diócesis sursudanesa de Rumbek, considera que la visita de Jorge Mario Bergoglio es “necesaria” para “dar continuidad al proceso de paz”, que precisamente se vio impulsado cuando el Pontífice recibió en el Vaticano a los líderes de este joven país africano para convencerles de que dejaran las hostilidades. Aquella significativa cumbre tuvo lugar en abril de 2019 y pasó a la historia por el llamativo gesto del Papa, que se arrodilló para besar los pies de los líderes sursudaneses.
En un encuentro con periodistas a través de Internet celebrado este jueves, Carlassare destacó la contribución realizada por Bergoglio al proceso de paz, que llevó a que las partes enfrentadas entendieran “que no podían fracasar las negociaciones y que había que alcanzar un compromiso, para el que todos debían renunciar a algo”. Aquel impulso de Francisco, que propició el nacimiento de un Gobierno de unidad nacional, debe renovarse porque “es necesario que se repita cada año”, de manera que la paz “pedida a los políticos” llegue de verdad a la gente.
“El Papa es consciente de que las cosas necesitan tiempo y un recorrido largo. No viene para ver la paz ya conseguida, sino para continuar el camino de paz”, aseguró Carlassare, que presentó a Sudán del Sur como un “laboratorio de ecumenismo” en el que las diversas Iglesias realizan un “camino común” para acabar con la guerra civil. En este sentido, este misionero comboniano italiano celebró que Francisco vaya a llegar al país acompañado por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder de la comunidad anglicana.
El próximo martes se cumple un año desde que Carlassare sufrió un atentado al ser tiroteado en las piernas poco después de que se hiciera pública su elección como obispo. Tras pasarse varios meses de intervenciones médicas y rehabilitación en Kenia y en Italia, ya está fisicamente recuperado, aunque lo sucedido le ha dejado “una herida en el corazón”.
Al ser preguntado por este evento, el titular de la diócesis de Rumbek explicó que hay cuatro personas en prisión al estar supuestamente relacionadas con la agresión, cuya sentencia podría llegar en breve. Sin querer entrar en las motivaciones del ataque, el misionero italiano reconoció que en la diócesis hay necesidad de “reconciliación y escucha”. Invitó por ello a “no cerrar los ojos ante lo sucedido y apostar por la justicia reparativa, que nace sólo del perdón”.
Pese a la inestabilidad que sufre Sudán del Sur y a que todavía se producen episodios violentos esporádicos, Carlassare se mostró optimista ante la evolución del país y consideró que no habrá problemas de seguridad con la visita del Papa. “Siempre existen estos temores en África, pero no creo que habrá grandes riesgos. Tanto la seguridad nacional como la vaticana ya están trabajando en ello”, contó, subrayando el aprecio que la población sursudanesa siente por el obispo de Roma.
“Se le ve como una figura que defiende la dignidad humana, la paz y la fraternidad. Hay una gran alegría y emoción por la visita. La gente está convencida de que durante esos días van a estar bajo los focos del mundo”, comentó Carlassare.