Los religiosos “constituyen un gran apoyo para la gente que está allí y los acompañan en la oración”, destaca el superior provincial en una carta
“Nosotros, como redentoristas y personas consagradas, tratamos de apoyar a la gente”. Con estas palabras el sacerdote Andry Rack, superior provincial de los redentoristas de Ucrania se ha dirigido a cuantos sostiene que la presencia de la congregación sea una realidad. “Estamos viviendo el gran flagelo de la guerra”, lamenta desde el terreno.
En su carta, relata que “en los primeros días, se intentó destruir instalaciones militares. Numerosos intentos del agresor de capturar ciudades y objetos estratégicos fracasaron. Hoy, los ataques del enemigo se dirigen contra la infraestructura civil, los hogares y las plantas de energía nuclear. El número de víctimas ha aumentado. En algunas ciudades ocupadas, los ciudadanos participan en manifestaciones contra ocupantes. Además, hay casos en los que los rusos disparan a civiles”.
Por eso, la aportación de los religiosos es alentar “a la población con charlas, confesiones y oraciones en estos días difíciles. Nuestra gente viene a las iglesias y a nuestros monasterios. Tienen miedo y piden ayuda”, advierte. Señala que “cuando podemos, ayudamos a los refugiados con el transporte a lugares seguros. Tratamos de darle refugio temporal en nuestros monasterios. La mayoría de los refugiados tratan de viajar al extranjero”.
Los religiosos que están en las zonas más afectadas, destaca, “constituyen un gran apoyo para la gente que está allí y los acompañan en la oración. La guerra no es una manera de resolver los problemas. Es muy triste que los gobiernos de los países tomen estas acciones. Creo que es la elección del mal en la sociedad civil. Es triste y duele cuando los gobiernos y las fuerzas armadas de los países se convierten en instrumentos del mal”, apunta.