México

Pietro Parolin participará en un foro sobre laicidad organizado por la Nunciatura Apostólica en México

El secretario de Estado del Vaticano compartirá sus reflexiones junto al canciller mexicano Marcelo Ebrard en el encuentro titulado ‘Laicidad abierta y libertad religiosa, una visión contemporánea’





El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado Vaticano, participará junto con el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, en el encuentro titulado “Laicidad abierta y libertad religiosa, una visión contemporánea“, que se llevará a cabo el próximo martes 26 de abril en el Palacio de la Facultad de Medicina de la Ciudad de México.



Este evento ha sido organizado por la Nunciatura Apostólica en México y la Conferencia del Episcopado Mexicano, y se enmarca en la conmemoración del XXX Aniversario del Restablecimiento de Relaciones Diplomáticas entre el Estado Mexicano y la Santa Sede.

En dicho encuentro participarán también la doctora María Luisa Aspe, el doctor Raúl González Schmal y el doctor Guillermo Hurtado.

De acuerdo con los organizadores, en el evento se firmará la Carta de Intención para promover los esfuerzos realizados del Códice Cruz-Badiano “un ejemplo de colaboración entre la fe, la ciencia y las autoridades civiles en el orden internacional”.

Laicidad positiva

En junio de 2021, durante su visita a México, el cardenal Parolin dio un mensaje desde la Nunciatura Apostólica en torno a la laicidad del Estado: “Para la Santa Sede, ha llegado el momento de un renovado pacto de mutua colaboración, marcado por un profundo respeto de la legítima distinción entre Estado e Iglesia, un pacto basado en el principio de la laicidad”.

Dejó en claro que este principio ya no debe entenderse o declinarse como una oposición entre las esferas religiosa y secular, sino más bien como una necesaria autonomía de compromiso y de acción en favor del bien de todos.

Por eso –recordó- desde hace algún tiempo se habla de una ‘laicidad positiva’ y, últimamente, también de una ‘laicidad constructiva’. “En el sentido de que, lejos de ser un motivo ulterior de división u oposición, al principio de laicidad le compete, por un lado, respetar y acoger la valiosa contribución que las convicciones espirituales ofrecen a la sociedad y, por el otro, también actuar como barrera para cualquier tipo de desvío fundamentalista o secularista”.

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