El director del Centro de Humanización de la Salud San Camilo reivindica la cultura del cuidado en la 51ª Semana Nacional de Vida Consagrada
El religioso camilo José Carlos Bermejo considera imprescindible promover “una escucha activa” para poner las bases de unas relaciones sanas en la Iglesia. Es la reflexión que planteó durante la ponencia que compartió esta mañana en la 51ª Semana Nacional de Vida Consagrada organizada por el Instituto Teológico de Vida Religiosa. Celebrada en formato híbrido, con más de 250 participantes en el auditorio Amor de Dios de Madrid y 2.000 inscritos online, estas jornadas arrancaron el pasado miércoles y finalizarán mañana.
El director del madrileño Centro de Humanización de la Salud y Centro Asistencial San Camilo de Tres Cantos apuntó que “escuchar es una forma de practicar la hospitalidad entre las personas”, tras aclarar que “no es un acto puramente fisiológico ni simplemente oír al otro”.
Como experto en humanización de la salud, en duelo y bioética, apuntó que “es vital desahogarse, poner sentido al vivir oscuro del recuerdo de los traumas y del nombrar lo que nos acecha en el presente”.
En este contexto, tiene claro que pasa por ahondar en la cultura del cuidado, especialmente en el campo de la escucha, defendiendo su profesionalización para poder abordar “la cara oscura de la vida” a través de los psicólogos y los especialistas en counselling. “No basta la buena intención”, aseveró sobre la necesidad de contar con “alguien que se haya entrenado en acompañar, en acoger, en saber generar las coordenadas actitudinales”.
Así recordó que hoy existen treinta Centros de Escucha San Camilo en toda España para “realizar procesos de acompañamiento en el sufrimiento, de escucha empática y para practicar esa comprensión que alivia y sana en el corazón”.
Dirigiéndose a los consagrados presentes, expuso cómo “a vida religiosa no solo se narra en sus heroicidades, en sus éxitos empresariales, en sus números crecientes y en su expansión intercontinental, a través de los siglos”. “Se narra también y es también la fragilidad, la que proclamábamos que habíamos elegido como modelo de victoria: la cruz”, explicó.
El envejecimiento de la población europea, que ha tenido una réplica en la vida religiosa, llevó a Bermejo a hacer un llamamiento a las congregaciones: “Nos reclama, particularmente una escucha en el sufrimiento, en el envejecimiento, en el morir”, con la mirada puesta en cómo integrar la enfermedad, el deterioro cognitivo, la dependencia y la fragilidad. Tampoco obvió otras cuestiones que exigen atención especial, como los abusos sexuales a menores y personas vulnerables.
De la misma manera, apreció la necesidad de fomentar el diálogo entre los consagrados en un tiempo de interculturalidad e integeneracionalidad. “La escucha abre a la interculturalidad, supera el eurocentrismo, pero existe también el riesgo del relativismo moral”, apostilló.