En una audiencia en el Vaticano con los miembros de la Orden de la Santísima Trinidad, Francisco lamenta que la libertad religiosa continúe siendo “violada y pisoteada” en diversos lugares y modos
Aunque en nuestra sociedad hay quien considera que se ha abolido la esclavitud, la realidad es que hay todavía “demasiados hombres y mujeres, incluso niños, obligados a vivir en condiciones inhumanas, esclavizados”. Se trata, pues, de un problema tan presente como la libertad religiosa, que continúa siendo “violada y pisoteada” en diversos lugares y modos, algunos “toscos y evidentes, otros sutiles y escondidos”.
En la audiencia que mantuvo este lunes en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano con los 120 participantes en el congreso titulado ‘Solidaridad Internacional Trinitaria’, organizado por la Orden de la Santísima Trinidad, el papa Francisco afrontó problemas aún hoy tan vigentes como son la esclavitud y las violaciones a la libertad religiosa. Lo hizo invitando a los miembros de esta congregación religiosa a seguir adelante con sus “nobles objetivos”, que aseguró “compartir” y que pidió que desarrollen en colaboración con otras instituciones, sean o no eclesiales.
“Pero, por favor, sin perder su especificidad, sin ‘aguar’ el carisma”, dijo Jorge Mario Bergoglio después de considerar que éste, por desgracia, sigue de “flagrante actualidad”. El Pontífice recordó al fundador de la Orden de la Santísima Trinidad, san Juan de Matha, que hace ya ocho siglos “fue llamado por Cristo a dar la vida por la liberación de los esclavos, tanto cristianos como musulmanes”.
Hoy este instituto religioso ha sabido “actualizar” su carisma, pero defendiendo igualmente “la libertad religiosa no de manera teórica, sino ocupándose de las personas perseguidas y encarceladas a causa de su fe”.
Al recordar el apoyo y la aprobación que el papa Inocencio III brindó a la iniciativa de san Juan de Matha, Bergoglio destacó cómo era ésta una congregación “en salida”, nueva también en “su forma de vida” y que debía ser “un apostolado en el mundo”.
La preocupación por la redención del hombre, que forma parte de la misión de toda la Iglesia, en la Orden de la Santísima Trinidad ha alcanzado “una expresión singular, peculiar, diría que literal con el compromiso por la liberación de los esclavos”. Ocurre en cierta manera como con san Francisco por los pobres, señaló finalmente el Papa.