Un día después de vaciar su agenda debido a los dolores que sufre en una rodilla, el papa Francisco reapareció este miércoles para presidir la audiencia general celebrada en la plaza de San Pedro del Vaticano, donde volvió a mostrar evidentes problemas de movilidad que le llevaron a que, una vez terminada su catequesis, no pudiera levantarse para estrechar la mano de algunos fieles, como es habitual. “Os pido perdón porque os saludaré sentado, pues esta rodilla no termina de curarse y no puedo estar de pie mucho tiempo. Os pido que me perdonéis por esto”, dijo el Pontífice. Sus palabras fueron recibidas con un aplauso de las miles de personas congregadas en la plaza.
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En sus saludos a los fieles de distintos grupos lingüísticos en la parte final de la audiencia general, Jorge Mario Bergoglio tuvo presente la situación de guerra en Ucrania. Primero le dijo a los peregrinos de lengua francesa que resulta “urgente” la alianza entre ancianos y jóvenes “en este momento difícil en el que la humanidad está sedienta de paz y de fraternidad”. Más adelante, instó a los fieles de lengua portuguesa a rezar de manera incesante por la paz para que “callen las armas y que quienes tienen el poder de parar la guerra sientan el grito de paz de toda la humanidad”.
La catequesis del Papa estuvo centrada en el libro de Rut, “una joya de la Biblia”, y se enmarca en su serie de alocuciones sobre la vejez. “La tendencia de los ancianos al pesimismo necesita ser contrarrestada por la presión afectuosa de los jóvenes”, dijo Francisco, que improvisó palabras significativas sobre la importancia que tienen en las familias las suegras. Tras considerar que éstas son “un personaje mítico” sobre el que habitualmente se “piensa mal”, invitó a verlas con otros ojos y a recordar que son “la madre de tu marido o de tu mujer”.
“Haced felices a las suegras”
Rechazando el lugar común de que las suegras “cuanto más lejos, mejor”, Bergoglio reivindicó su condición de “madre y anciana”, que “revive” cuando ve a los nietos. “Mirad bien la relación que tenéis con vuestras suegras. A veces son un poco especiales, pero te han dado la maternidad del cónyuge, te lo han dado todo. Al menos hacedlas felices, que lleven su vejez con felicidad”, dijo el Papa, reconociendo eso sí que “algunos defectos tienen” y advirtiendo que deben “tener cuidado” con “el pecado de la lengua”.
Puso finalmente como ejemplo a seguir a Noemí y a Rut, invitando a los jóvenes a abrirse “a la gratitud por lo recibido” y a los ancianos a “tomar la iniciativa de relanzar su futuro”. “Por favor, que los jóvenes hablen con los ancianos”, pidió Francisco, para el que es urgente “reconstruir” ese puente para lograr “una corriente de felicidad” y “crecer en armonía en la familia”.