La Iglesia española ha habilitado ya casi 3.000 plazas para migrantes y refugiados procedentes de Ucrania en el plan de acogida de urgencia habilitado para responder a la crisis generada por la guerra. Así lo ha desvelado esta mañana el obispo José Cobo, como responsable del Departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, en un encuentro con los periodistas en el marco de la Asamblea Plenaria de Primavera de los obispos.
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“Lo primero que hemos hecho ha sido ser hospital de campaña y responder a la emergencia, ofreciendo todo lo que tenemos”, detalló sobre esta acogida que incluyen seminarios, colegios, parroquias, casas de familias… Además, ya se ha hecho un llamamiento a congregaciones y obispados para ampliar la capacidad residencial a medio y largo plazo.
Modelo propio
“Nos preocupa plantear el futuro, tanto para los que quieren volver, como para los que quieren quedarse”, subrayó desde la apuesta eclesial por “un modelo propio de integración a largo plazo, centrado en la familia” que pasa por el conocimiento de la lengua, la cultura y oportunidades de acceso a empleo.
Para ello, Cobo reivindicó la necesidad de ir “a una sola voz” tanto con el Gobierno como con las administraciones autonómicas y locales. “No podemos trabajar cada uno por nuestra cuenta: el diálogo con las administraciones y el resto de entidades es imprescindible”, reiteró.
“Necesitamos corredores de hospitalidad”, dijo en relación a esta segunda fase de respuesta tras la primera emergencia, trasladando de una diócesis a otras a las familias y demás refugiados para responder a sus necesidades e inquietudes. Estos “corredores de hospitalidad” respondería a un proyecto surgido el fin de semana pasado en las Jornadas de Delegados de Migraciones.
Junto a ello, también está en marcha la Mesa del Mundo Rural que busca luchar contra la despoblación en la España vaciada de la mano de esta integración de familias migrantes.
Sobre la no aprobación de los corredores humanitarios por parte del Gobierno, una demanda constante de la Iglesia, el prelado comentó que “nunca se nos ha dicho un no rotundo, pero seguimos a la espera de nuevos pasos. No hay conversación donde no se presente el proyecto”. Es más, Cobo desveló que “hay comunidades autónomas que quieren trabajar en ello, pero se necesita una cobertura nacional. Estamos a la espera de la luz verde del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones”.
Sin discriminación
“Queremos evitar que haya migrantes de primera y de segunda categoría”, subrayó, en relación a otros flujos procedentes de África y Asia. “Antes de etiquetar, tenemos que mirar a los ojos de esas personas que huyen de situaciones dramáticas”, defendió. “Cuando la ideología o las modas se ponen por delante, generan discriminación. La migración nos hace mejores”, expuso.
“En estos días, -continuó- el obispo de Canarias nos ha hablado de cómo siguen llegando personas a las islas y también hemos constatado la realidad de Ceuta y Melilla, que sigue siendo compleja, aunque ya no estén los focos de los medios allí”.
Las mafias de la trata
En este sentido, José Cobo también expresó su preocupación por las mafias de la trata y de la explotación sexual: “Hay que evitar discriminación y malos tratos a mujeres y menores, un viejo problema que se dan en los flujos del sur pero que también están apareciendo en Ucrania”. Para el obispo auxiliar de Madrid, estas mafias “mueven muchísimo dinero y tenemos que poner todos los medios para evitarla”.
Preguntado por la ausencia de un documento específico marco de la Conferencia Episcopal sobre el desafío migratorio, Cobo subrayó cómo supone un eje principal en el pontificado de Francisco.