“La novedad principal está en volver a subrayar la naturaleza eclesial de la escuela católica y su profundo lazo con la misión evangelizadora de la Iglesia”. Con estas palabras presenta el arzobispo Angelo Vincenzo Zani, secretario de la Congregación para la Educación Católica, la instrucción La identidad de la escuela católica para una cultura del diálogo, publicada por el Vaticano a finales de marzo.
PREGUNTA.- ¿Qué ha llevado a la Congregación para la Educación Católica a publicar este documento?
RESPUESTA.- La instrucción sobre la identidad de la escuela católica es el punto de llegada de un largo recorrido de profundización en los principios fundamentales sobre la educación cristiana que el Concilio, con la declaración Gravissimum educationis, confió a la Congregación para la Educación Católica. Desde entonces se han publicado 11 documentos que tocan los diversos aspectos del perfil católico de la escuela: la comunidad educativa, el docente, el consagrado…
P.- ¿Y qué novedades ofrece?
R.- La novedad principal está en volver a subrayar la naturaleza eclesial de la escuela católica y su profundo lazo con la misión evangelizadora de la Iglesia. Además, la Instrucción se coloca en la perspectiva delineada en el Pacto Educativo Global, en el que no solo los padres son los primeros responsables de la educación de su prole, pues se evidencia también el papel activo de los propios alumnos y la responsabilidad de toda la comunidad educativa.
Esta tiene en cuenta a los maestros y profesores, además del cuerpo no docente y el personal de administración. Para ello nos basamos en la afirmación de san Pablo VI en la que invita a los docentes a dar testimonio con sus vidas y a no ser solo maestros de contenidos. Por otro lado, se ha intentado delinear el papel de la autoridad eclesiástica y su participación según la legislación de la Iglesia, además de la relación con las personas consagradas con carismas educativos hasta llegar a las responsabilidades de la Santa Sede en última instancia.
P.- La Instrucción propone una apertura de las escuelas católicas. ¿Cómo deben hacerlo manteniendo la identidad?
R.- La identidad no es una noción defensiva, sino propositiva. Esto se debe a que tenemos ciertos valores que proponemos, sin imponerlos jamás a nadie. No somos nosotros quienes elegimos los alumnos de las escuelas, sino que son ellos y sus familias los que las eligen. De hecho, el diálogo es una parte fundamental de la identidad católica porque miramos al maestro, Cristo, que ‘hizo escuela’ recorriendo las calles, encontrándose con las personas y acercándose a todas ellas, incluso a quienes pensaban de manera diferente.
Como podrá comprobar un lector atento, la última parte de la Instrucción trata sobre los desafíos cotidianos y las visiones restrictivas de la escuela católica. Este documento lo que pretende es abrir un diálogo entre los diversos sujetos responsables de la promoción y la verificación de la identidad católica, aplicando siempre el principio de subsidiariedad sin crear el escándalo de la división dentro de la pastoral de la Iglesia.
Inspirándose en los principios propuestos por el Santo Padre en Evangelii gaudium, los números 86-93 de la Instrucción invitan a aplicar la vía maestra de la unidad frente al conflicto, de la superioridad del tiempo sobre el espacio y de la mayor importancia de la realidad sobre la idea y de la superioridad del todo sobre la parte.