Vulnerabilidad y sinodalidad. Estos son los dos ejes fundamentales que regirán la XXII Asamblea Plenaria de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), que tendrá lugar del 2 al 6 de mayo en Roma y a la que se podrá asistir también en formato online.
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La asamblea ha sido presentada hoy en la Sala de Prensa de la Santa Sede por Jolanta Kafka, presidenta de la UISG, Patricia Murray, secretaria ejecutiva, Mary Kudiyiruppil, vice-secretaria ejecutiva y Franca Zonta, superiora general de las hermanas marianistas.
“Cada tres años la Plenaria de la UISG reúne a las superioras generales de todo el mundo y suele ser un punto de encuentro para compartir lo vivido y lo que la última asamblea ha trazado como caminos de inspiración, de profundización y proyección”, ha explicado Kafka, quien ha matizado que “suele convertirse en punto de partida para nuevas búsquedas y creatividad…”.
En esta ocasión, las religiosas parten “de la fragilidad humana que el Covid ha puesto en evidencia aún más”, pero también de “nuestra vulnerabilidad, la de la vida religiosa”, ya que “no cabe duda de que estamos atravesando un tiempo frágil, de dificultad y crisis” ante la que “sentimos la necesidad de una nueva lectura de lo esencial de la vida religiosa y de los consejos evangélicos”.
Horizonte de sinodalidad
A partir de ahí, “abrazar la fragilidad que nos rodea, como una realidad en la que Dios nos llama”, lo cual resulta “una paradoja, ya que cuando acogemos la fragilidad nos fortalecemos para apoyarnos unos a otros”.
“No hay carisma, ni hay familia religiosa que no haya nacido para responder al grito de Dios en los más necesitados y frágiles”, ha continuado Kafka, “pero el modo en que nos ponemos ante el frágil es también importante”. “Muchas veces nos hemos situado no solo al lado de los necesitados, sino desde una posición de poder”, ha reconocido. “La novedad es reconocer con más conciencia que también nosotros necesitamos compasión, misericordia, conversión, ser conscientes de nuestras heridas, de nuestros pecados”.
Y es que “la condición de vulnerabilidad nos pone en relación: No lo tengo todo, necesito del otro“. Así, “manifestarnos necesitadas de los demás, es algo a redescubrir en el seno de la vida religiosa”.
En cuanto al camino sinodal, Kafka ha señalado que es “el horizonte de la Iglesia: una visión, una pedagogía y economía en la que acogemos la llamada a caminar juntas, compartiendo y escuchando profundamente desde nuestra fe, nuestro camino de vida, nuestras esperanzas y nuestros sueños”.