“Esperanzas y preocupaciones en un momento crucial de nuestra patria”, titulan los obispos de Chile el mensaje conclusivo de su 125ª asamblea plenaria, destacando en ese enunciado lo que les provoca mayor atención y preocupación.
Realizada desde el lunes 25 al viernes 29 en Santiago, contó con la participación de todos sus integrantes. El sitio web iglesia.cl anunció previamente que durante esos días abordarían la participación de la iglesia chilena en el proceso sinodal en curso, la prevención y reparación de abusos y la realidad nacional en la que destaca el proceso de redacción de una nueva Constitución.
A esos temas se refieren en su mensaje conclusivo difundido al término de la asamblea, dedicando la mitad de su texto a la situación del país. Lo inician expresando su alegría y esperanza por la Resurrección de Cristo y “la recuperación creciente de la presencialidad en nuestras actividades y convivencia, lo que nos ha permitido, entre otras cosas, celebrar con gozo nuestra fe en la reciente Semana Santa”.
“Los motivos de alegría, continúan los obispos, no nos impiden reconocer las grandes preocupaciones que tenemos sobre el acontecer social y político de nuestra patria”, enunciando en esas preocupaciones la crisis migratoria; y “el clima de violencia que se expresa en la delincuencia, el narcotráfico, la protesta social destructiva, en la convivencia escolar, la situación de la Araucanía, y, en general, en un ambiente político crispado. Más allá del mundo del crimen, lamentablemente la violencia se vuelve un recurso habitual para expresar demandas y reclamos, perdiéndose el sentido de los límites y fracturándose la convivencia democrática. Prima la subjetividad de la propia mirada, con prescindencia del bien común”, dicen.
Los obispos continúan exponiendo su mirada al país: “A los problemas en nuestra convivencia social, se suma como preocupación un escenario económico actual muy vulnerable, que augura un tiempo difícil por delante, especialmente para las personas más pobres. Estas realidades generan un ambiente de pesimismo y desconfianza, que exige de todos crear un clima de diálogo y de acuerdo, para enfrentar con espíritu de colaboración los temas urgentes que el país debe abordar. Nuestra convivencia democrática está seriamente dañada y todos tenemos que contribuir para mejorarla, sobre todo quienes ejercen liderazgos sociales y políticos en los más diversos campos”.
Otro aspecto indicado por los obispos en su mensaje se refiere al proceso constituyente. Aunque en varias ocasiones durante gobiernos anteriores habían surgido iniciativas orientadas a elaborar una nueva Constitución, ninguna llegó a concretarse. Fue el estallido social de octubre de 2019, con multitudinarias movilizaciones en todo el país, que provocó a la mayoría de los partidos políticos firmar un acuerdo para la redacción de una nueva Constitución Política, en noviembre de ese año.
El 25 de octubre de 2020 se realizó un plebiscito para definir si se iniciaba ese proceso y con qué mecanismo. En este plebiscito participó la mayor cantidad de electores (7,56 millones) de la historia de Chile con la mayor participación electoral (50,9 %) desde la instauración del voto voluntario. La ciudadanía decidió elaborar una nueva Constitución con el 78% de los votos y hacerlo a través de una Convención Constitucional, con el 79% de apoyo. Los integrantes de esa Convención fueron electos en mayo de 2021, exclusivamente para este fin, con paridad de género y lugares reservados para pueblos originarios. Esa Convención inició sus sesiones el 4 de julio de 2021 con plazo de un año para terminar. El próximo 4 de septiembre de este año se realizará un nuevo plebiscito ratificatorio.
Durante los 9 meses pasados se han ido aprobando textos que integrarán la propuesta de Constitución a ser plebiscitada. Las informaciones difundidas de ese trabajo inquietan a los obispos.
“El proceso constituyente, dicen en su mensaje, vive momentos cruciales y en pocos días más se cerrará la etapa de deliberación y votación de normas, para pasar a la fase de armonización del texto constitucional. El país ha puesto gran esperanza en este proceso, al aprobarlo ampliamente, porque lo ha considerado un camino institucional para superar una situación de crisis”, señalan.
“Sin embargo, continúan los obispos, muchos tienen hoy serias dudas de que esté siendo un punto de encuentro y de acuerdo en torno a un horizonte compartido sobre el país que queremos construir. Hay signos que parecen mostrar el deseo de imponer una refundación social, política e incluso cultural que no ha sido suficientemente dialogada y madurada por la sociedad”, indican los obispos.
“Con todo, valoramos que sea la propia ciudadanía la que, en definitiva, juzgue la conveniencia o no de aprobar el texto propuesto, por lo que llamamos a todos a informarse, debatir con altura de miras, y optar por la opción que realmente contribuya a configurar un país más justo y en unidad. Más allá de cualquier otra consideración, lo clave del plebiscito de salida es juzgar la pertinencia o no del texto propuesto, en orden a ofrecer un ordenamiento jurídico, político y social que nos ayude a transitar a esa sociedad más justa y fraterna que todos queremos. Cimientos fundamentales para edificar nuestra sociedad son, entre otros, el respeto de la dignidad humana, el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, la búsqueda del bien común, la solidaridad y la preocupación por los más pobres y vulnerables”, afirma el mensaje de la asamblea plenaria de los obispos.
Concluyen su reflexión sobre la situación del país, anunciando que “una vez que sea presentado el texto constitucional, esperamos ofrecer una palabra orientadora, para iluminar desde el Evangelio la decisión que cada católico debe tomar en conciencia”.
En el mensaje, los obispos no olvidan “entre nuestras preocupaciones la situación de guerra que vive Ucrania, calificada por el Papa como “inaceptable agresión armada y masacre que debe ser detenida”. Invitamos a los creyentes a seguir orando por la paz y agradecemos el aporte recibido con ocasión de la colecta realizada en las eucaristías el pasado domingo 24, aporte que puede seguir realizándose en las Diócesis y en la cuenta bancaria de Caritas Chile”.
Finalmente, se refieren al “tiempo de diálogo y de encuentro, de la mano del proceso sinodal al que el Papa Francisco ha invitado a la Iglesia universal”. De este modo, aluden al trabajo de reflexión eclesial suspendido por la pandemia y que debe concluir, en octubre próximo, con la III Asamblea Eclesial Nacional. Para ello, en las parroquias, movimientos, colegios y todas las instituciones eclesiales se ha desarrollado un diagnóstico de la situación de la Iglesia en Chile, para elaborar propuestas de renovación que llegarán a la asamblea nacional en la que participan todos los estamentos eclesiales. Este proceso se ha ligado a la preparación nacional para el Sínodo mundial, convocado por el Papa Francisco.
A esto se refieren los obispos al cerrar su mensaje: “Buscamos profundizar en las exigencias de nuestra conversión pastoral, para estar como Iglesia a la altura de la misión que el Señor nos ha encomendado. Llamamos a los católicos a participar de esta búsqueda y a unirse en oración por el buen desarrollo de las asambleas diocesanas, y por la III Asamblea Eclesial Nacional que realizaremos en octubre próximo”.