Nicolás Soto es a sus 31 años el responsable inspectorial del Movimiento Juvenil Salesiano del Uruguay. Ordenado hace poco más de un año, este joven del barrio de La Teja (Montevideo) charla con Misión CELAM e invita a la Iglesia a profundizar en una pregunta: ¿Qué adultos se necesitan para tener jóvenes protagonistas?
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PREGUNTA.- ¿Qué hacen los jóvenes por los jóvenes en Uruguay?
RESPUESTA.- Como sabemos, no hay “una forma” de ser joven, sino que en la realidad diversa tenemos juventudes. En Uruguay tenemos jóvenes que brindan su tiempo en favor de otras personas, niños, niñas y adolescentes. También jóvenes dedicados a la política, militando, compartiendo sus sueños allí. Otros estudiantes, otros sin muchas oportunidades. Jóvenes que buscan una fuerte experiencia comunitaria para compartir su fe, y se acompañan mutuamente. Lamentablemente, también están los excluidos.
P.- ¿Qué se le ofrece a los jóvenes de mayor vulnerabilidad?
R.- Distintos actores estamos trabajando en favor de las juventudes en Uruguay: Estado, ONG y la Iglesia. Nosotros ofrecemos distintas instancias de capacitación-educación, encuentro, lugar donde poder ser joven y desarrollar la dimensión trascendente y encontrarse con un Dios que nos ama y quiere sin excepción; lugares donde basta ser joven para tener un lugar, encontrarse con otras personas iguales a mí y adultos referentes. Como salesianos, brindamos experiencias de comunidades juveniles, centros de apostolado y voluntariado, e instituciones educativas, sobre todo, para llegar a aquellos que han desertado del sistema.
P.- ¿Cómo fomentar su protagonismo?
R.- Hay una pregunta en la que no hemos profundizado respecto al protagonismo juvenil, y es la siguiente: ¿Qué adulto se necesita para estos jóvenes protagonistas? Porque lo que debe cambiar en este tema es la relación joven-adulto y viceversa, por lo que no solo basta con cambios de estructuras, donde los jóvenes estén en lugares que antes no estaban, sino también se necesitan adultos que se coloquen en lugares que no estaban antes, que se relacionen de una manera que no lo hacían, que estén desde otro lugar.
El mundo adulto se debe esta reflexión para fomentar el verdadero protagonismo juvenil, donde jóvenes y adultos –en complementariedad– trabajemos juntos, desde lugares y formas que no hemos tenido hasta ahora.
Escuchar es un gran desafío
P.- ¿Cómo están los salesianos trabajando con los jóvenes en esta instancia de sinodalidad donde la escucha y el encuentro son pilares de la misión?
R.- Entiendo que la forma “salesiana” de entender la sinodalidad es desde el protagonismo juvenil. Implica nuevas formas de relaciones, donde consagrados, laicos y jóvenes caminemos juntos en la misión donde el sujeto es “nosotros”. El año pasado iniciamos un proceso de un foro juvenil, donde comenzamos el espacio sin saber qué ni cómo, sino ir construyéndolo desde lo que necesitamos.
Las resistencias fueron muchas, pero se generó una forma nueva de planificar espacios. Escuchar a los jóvenes es un gran desafío porque nos ponen delante sueños, proyectos y también denuncias que muchas veces nos cuesta asumir al mundo adulto y al mundo eclesial que es bastante adulto-céntrico.