Las movilizaciones sociales iniciadas en octubre de 2019, primero, y la pandemia después, detuvieron el proceso hacia la III Asamblea Eclesial Nacional prevista, en la iglesia chilena, para mayo del 2020.
En noviembre de 2018 el Episcopado chileno anunció la aprobación de un “itinerario en el proceso de discernimiento para avanzar en el camino de llegar a ser una Iglesia cada día más sinodal, profética y esperanzadora que busca continuar poniendo en el centro a Jesucristo”. Agregó que la III Asamblea Eclesial Nacional, en mayo de 2020, “sentará las bases de nuevas orientaciones pastorales para la Iglesia en Chile”. Todo eso quedó en espera.
La lenta y progresiva vuelta a la normalidad activó esa preparación. En su reciente Asamblea Plenaria los obispos vuelven al tema: “vivimos actualmente un tiempo de diálogo y de encuentro, de la mano del proceso sinodal al que el papa Francisco ha invitado a la Iglesia universal. Buscamos profundizar en las exigencias de nuestra conversión pastoral, para estar como Iglesia a la altura de la misión que el Señor nos ha encomendado.
Llamamos a los católicos a participar de esta búsqueda y a unirse en oración por el buen desarrollo de las asambleas diocesanas, y por la III Asamblea Eclesial Nacional que realizaremos en octubre próximo”. Este proceso nacional ha sido ligado a la preparación hacia el Sínodo de la sinodalidad a realizarse en Roma, tanto en sus contenidos como en la generación de su representación.
Varias diócesis ya han realizado sus asambleas, algunas de ellas vinculándolas también con la elaboración de orientaciones pastorales propias. “En esta Asamblea Diocesana, queremos entregar los resultados de los trabajos que todos elaboramos y, de cara al futuro, escoger algunos desafíos que se percibieron y que atraviesan todo lo hecho desde el 2018 a la fecha. Dichos desafíos queremos, en un ejercicio de discernimiento comunitario, plasmarlos en líneas operativas para nuestro caminar diocesano los dos próximos años”, expresó el arzobispo de Antofagasta, Ignacio Ducasse Medina, a mediados de abril pasado.
En Rancagua se ha realizado recientemente la asamblea diocesana en dos sedes, un fin de semana en cada una, con más de 400 participantes en total, como el inicio de un proceso de reencuentro, participación y formación. “Ha sido hermoso reencontrarnos después de mucho tiempo para reanimarnos en la tarea evangelizadora, dijo a Vida Nueva el obispo de esa diócesis, Guillermo Vera. Ha sido un encuentro para vernos, para rezar juntos, para compartir lo que ha sido la experiencia en este tiempo de pandemia y como poder relanzar toda la tarea evangelizadora en estos tiempos nuevos”.
En esta asamblea se dio a conocer los resultados de la consulta sinodal masiva realizada en el mes de marzo en todas las parroquias. Eran 4 preguntas, una de ellas ‘¿qué me duele en la Iglesia?’ tuvo como las 4 respuestas más expresadas: ‘los abusos a menores’, ‘la mala imagen de la jerarquía ante el pueblo de Dios’, ‘la falta de compromiso, acogida y empatía’ y ‘falta de trabajo evangelizador’. Conocidos los resultados de esa encuesta, siguió trabajo de grupos para, en oración y participación, definir el camino a seguir por la Iglesia local.
En su diálogo con Vida Nueva, el obispo Vera señaló “cómo poder asumir aquello que ya hace mucho tiempo san Juan Pablo II nos decía, que la evangelización tiene que ser nueva en el ardor, nueva en los métodos. Eso cada día cobra más realidad en este tiempo post pandemia. Cómo poder relanzarnos. Hay que salir a buscar a la gente, a reencantarla con el hecho de ser cristiano”.
El obispo de Rancagua agregó: “el gran trabajo que tenemos por delante es esta tarea sinodal, que en la iglesia nos sintamos responsables. Necesitamos ese compromiso, escucharnos unos a otros, animarnos unos a otros y tomar juntos iniciativas concretas para llevar adelante. Esta es la línea en que tenemos que trabajar nuestra iglesia que camina en Rancagua, en un espíritu de escucha y compromiso mutuo en la tarea evangelizadora”.
En estas asambleas se definieron 3 prioridades pastorales para la diócesis de Rancagua: el Sínodo y proceso de discernimiento eclesial, la formación y la catequesis.