El papa Francisco recibirá hoy infiltraciones por sus problemas en la rodilla derecha. Ha sido el propio Jorge Mario Bergoglio (85 años) quien lo ha explicado en una entrevista publicada hoy en el diario Corriere della Sera.
La realidad es que en las últimas semanas, el Pontífice se ha visto obligado a suspender algunos días su agenda debido a sus molestias y las continuas pruebas con las que su equipo médico busca agotar todas las vías para evitar la operación, según ha podido confirmar Vida Nueva. Los médicos aconsejan al Papa que no haga esfuerzos y parece que Bergoglio está siendo esta vez más obediente.
“La operación, como último recurso”. Es la máxima con la que está actuando en estas últimas semanas el equipo médico que acompaña a Francisco para poder acabar con el intenso dolor de rodilla que arrastra desde enero. Todo, provocado por el desgaste en el cartílago y la artrosis que sufre en la articulación de la pierna derecha.
En cualquier caso, desde la Santa Sede se insiste en que siendo una dolencia “limitante” que está causando “un sufrimiento grande y cotidiano” al Papa, a pesar de que “no se queja como debería hacerlo”, bajo ningún concepto se trata de una patología “grave”.
En las últimas semanas, se ha traducido al castellano de forma literal la dolencia que el propio Francisco reconoció como “mal de monja”, cuando, al menos en España, a la bursitis se le llama coloquialmente la ‘beata’, rodilla de la criada o rodilla del corredor. El tratamiento más habitual se basa en la crioterapia, aplicando frío o hielo local nunca directo, y con sumo reposo, una indicación esta última que no parece que haya cumplido a rajatabla el pontífice. De forma complementaria, suele acompañarse de analgésicos y antiinflamatorios.
Ya el pasado sábado, durante la audiencia a una peregrinación eslovaca en el Aula Pablo VI reconoció ante los presente que “esta pierna no es buena, no funciona”. “Os doy mi bendición y luego os saludaré desde una posición sentada. Esta pierna no es buena, no funciona”, compartió con los presentes, a los que no tuvo reparos en dar detalles de su estado de salud: “El médico me dijo que no caminara y a mí me gusta ir, pero esta vez tengo que obedecer al médico”. Por eso, les comentó: “Os pediré el sacrificio de subir las escaleras y os saludaré aquí, sentado. Es una humillación pero la ofrezco por vuestro país”.