Oscar Ojea, en la misa de apertura, reclamó un diálogo claro, confiado, sencillo y prudente
Comenzó la 120° Asamblea Plenaria del episcopado argentino. Se está desarrollando en El Cenáculo, de la localidad de Pilar (provincia de Buenos Aires), desde este lunes y hasta el próximo viernes.
El plenario está presidido por su titular, Oscar Ojea, Obispo de San Isidro, y lo acompañan los arzobispos, obispos diocesanos, prelados, auxiliares y obispos eméritos de todo el país.
Dentro del temario se enumera el análisis de la realidad social y pastoral; una renovada reflexión sobre Fratelli Tutti; el camino hacia el Sínodo de la Sinodalidad; y temas específicos de las comisiones episcopales. Asimismo, recibirán la visita de las autoridades del CELAM: el presidente Miguel Cabrejos, arzobispo de Trujillo y el secretario, Jorge Lozano, arzobispo de San Juan.
El presidente de la Conferencia Episcopal centró su homilía en la importancia del diálogo que surge de la relación de Dios con la humanidad, y a imagen de la Trinidad se expresa en el diálogo con el Creador, con los demás y con nosotros mismos, en la Encarnación y se prolonga en la Iglesia.
Ojea destacó cuatro características necesarias para el diálogo: este debe ser claro, confiado, sencillo y prudente.
Sin embargo, afirmó que, tal como señala la palabra de Dios en la liturgia, hay diálogos que no fructifican porque al no poder triunfar en una discusión, sobornan con mentiras y acusan. “Hoy diríamos: ‘arman una operación de prensa’ y en poco tiempo instalan la mentira, excitan al pueblo…”.
El obispo de San Isidro reflexionó sobre el contexto nacional y mundial, reticente al diálogo y afecto al monólogo. “En la escena nacional todo es controversial. La primacía de las emociones y las pasiones divide familias y amigos. En este clima se hace muy difícil pensar y escuchar”, señaló.
En el plano internacional, recordó la realidad de la guerra y todas sus consecuencias humanitarias que van blindando el corazón ante las muertes cotidianas, especialmente la de los niños, o ante la desesperación de los refugiados. Mencionó también el rápido enriquecimiento económico de algunos que lucran con las guerras y la venta de armas.
Frente a este panorama, el titular de la CEA, remarcó que en el marco de la Encíclica Fratelli Tutti, van a reflexionar y a reconstruir espacios de encuentro y diálogo; no basta estar conectados, sino relacionados. Aludió a las palabras del papa Francisco quien acentúa las actitudes sencillas y cotidianas que crean una atmósfera de humanidad necesaria para el diálogo y para confirmarnos en nuestra vocación fraterna.
“Acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto, todo eso se resume en el verbo dialogar, para encontrarnos y ayudarnos mutuamente necesitamos dialogar”, sentenció Oscar Ojea. Y destacó que justamente el diálogo es el corazón del proceso sinodal al que la Iglesia es convocada.
Dijo que, como Conferencia Episcopal, son una expresión dialogal de colegialidad y comunión, y en su misión está la de animar la vida del Pueblo de Dios. “Tenemos la responsabilidad de dialogar para llegar juntos a la manifestación de algunos indicios del querer de Dios para nosotros, para su pueblo que peregrina en la Argentina”, aseveró.
Finalmente, pidió a la Virgen de Luján, la patrona del pueblo argentino, que brinde su luz para enriquecerse con la diversidad de experiencias y miradas y alegrarse por la gracia de la comunión fraterna.