Francisco ha recibido en audiencia a los participantes en la plenaria del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos
A modo de clausura de la sesión plenaria del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el Papa ha recibido hoy a sus participantes en el Palacio Apostólico Vaticano. “Es cierto que el trabajo teológico es muy importante y debemos reflexionar, pero no podemos esperar para hacer el camino de la unidad hasta que los teólogos se pongan de acuerdo”, ha dicho en su discurso. “Un gran teólogo ortodoxo me dijo una vez que sabía cuándo estarían de acuerdo los teólogos. ¿Cuándo? Al día siguiente del juicio final, me lo dijo. ¿Pero mientras tanto? Caminar como hermanos, en la oración juntos, en las obras de caridad, en la búsqueda de la verdad”, ha recordado Francisco.
Una de las principales reflexiones que han tenido lugar en la asamblea ha sido la de cómo celebrar ecuménicamente el 1700 aniversario del primer Concilio de Nicea, que tendrá lugar en 2025. “Es una valiosa contribución”, ha señalado Francisco, ya que “a pesar de los convulsos acontecimientos de su preparación y sobre todo del largo período de acogida posterior, el primer Concilio Ecuménico fue un acontecimiento de reconciliación para la Iglesia, que de manera sinodal reafirmó su unidad en torno a la profesión de la propia fe”.
Por ello, “el estilo y las decisiones del Concilio de Nicea deben iluminar el camino ecuménico actual y dar nuevos pasos concretos hacia la meta del pleno restablecimiento de la unidad de los cristianos”. Además, ha expresado su deseo de que, dado que el 1700 aniversario del primer Concilio de Nicea coincide con el año jubilar, el próximo jubileo “tenga una dimensión ecuménica relevante”.
Durante su discurso, Francisco ha reflexionado también acerca del impacto de la pandemia en el diálogo ecuménico. “Un primer resultado ecuménico significativo de la pandemia fue la renovada conciencia de pertenecer a la única familia cristiana, conciencia arraigada en la experiencia de compartir la misma fragilidad y de poder confiar sólo en la ayuda que viene de Dios, que nos obligó a mantener la distancia entre nosotros, nos hizo comprender lo cerca que estamos realmente el uno del otro y lo responsables que somos el uno del otro”, ha explicado.
“Sobre esto quisiera subrayar: hoy no es posible para un cristiano, no es practicable, ir solo con la confesión. O vamos juntos, todas las confesiones fraternales, o no caminas”, ha añadido el Papa. “Hoy la conciencia del ecumenismo es tal que no se puede pensar en emprender el camino de la fe sin la compañía de hermanos y hermanas de otras Iglesias o comunidades eclesiales. Y esto es una gran cosa. Solo, nunca. No podemos”.