Salus es un término latino que significa “salud” y también “salvación”. Y, sin duda, el mejor título para una exposición singular que quiere mostrar un nuevo camino para la Iglesia de la España vaciada. “El título responde al lugar donde se desarrolla la muestra: el santuario diocesano de la Virgen de la Salud, en la villa de Alcañices, donde se venera una imagen mariana de dicha advocación, adquirida en 1920 y que sustituyó a otra que pereció en un incendio ocurrido tres años antes”, explica el comisario, José Ángel Rivera de las Heras, sacerdote y gran especialista en patrimonio artístico de la Iglesia.
“También responde al deseo de las parroquias del arciprestazgo de Aliste-Alba –prosigue– de realizar una exposición que conmemorase el centenario de la imagen y mostrase su historia, su arte y sus tradiciones como expresión tangible de la obra salvadora de Dios entre sus gentes a lo largo del tiempo. De ahí que lleve el subtítulo de La Iglesia en Aliste y Alba”.
Poner en el mapa Aliste y Alba, pero también la historia, la evangelización, la liturgia y la caridad en un territorio marcado por pertenecer al ámbito rural. “Mostramos los documentos antiguos y los vestigios arqueológicos que señalan el devenir histórico de los territorios que conforman actualmente el arciprestazgo, situado en la zona occidental de la Diócesis de Zamora, y que fueron las antiguas vicarías de Alba y Aliste, pertenecientes secularmente a la Archidiócesis de Santiago de Compostela hasta 1888”, relata Rivera de la Heras, hasta hace unos días delegado episcopal de Patrimonio. Son 170 obras del siglo III al siglo XXI, que proceden todas de las parroquias del arciprestazgo, excepto dos de la raya portuguesa.
Como el propio comisario manifiesta, pretende deslumbrar con el testimonio de la fe. “Deseamos que la exposición –continúa– sea un revulsivo para la zona, tan deprimida desde la perspectiva socioeconómica en el pasado y tan lastrada por la despoblación en el presente”. Para Salus, la Iglesia en Aliste y Alba, Rivera de las Heras ha preparado un programa expositivo con seis capítulos, dedicados al territorio y sus iglesias; al bautismo y la cruz como referencias fundamentales de la vida cristiana; a la eucaristía como celebración gozosa de la fe; a las imágenes de Cristo, la Virgen María y los santos de mayor devoción en estas tierras; a las asociaciones de fieles, sus devociones y tradiciones; y al descanso eterno.
Los visitantes podrán admirar vestigios arqueológicos, documentos, libros y dibujos, esculturas y pinturas, obras de orfebrería y metalistería, mobiliario litúrgico, ornamentos, vestimentas tradicionales, fotografías y documentales cinematográficos “que les harán disfrutar y abrir su espíritu a la relación con un Dios Trinitario que ama y actúa en favor del hombre”, apunta el sacerdote e historiador de arte, quien, entre otras grandes exposiciones. Fue comisario de las ediciones de Las Edades del Hombre en Ciudad Rodrigo (2006) y Toro (2016). También ha sido hasta hace unos pocos días director del Museo Diocesano, del Archivo y de la Biblioteca Diocesana de Zamora.