La diócesis de Tarazona ha clausurado la fase diocesana del Sínodo con un nombre que es algo más que una declaración de intenciones. El texto final, “llamados a caminar”, recoge en 55 puntos el sentir de los cientos de participantes en esta primera consulta: jóvenes, familias, sacerdotes, niños… Lejos de ser un final, es una invitación a ponerse en marcha para la renovación de la Iglesia.
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Con la presencia del obispo, Eusebio Hernández Sola, unas cincuenta personas participaron en la asamblea que dio los últimos retoques al texto que será remitido a la Conferencia Episcopal Española. Atrás quedan siete meses de trabajo en los que 769 personas, de toda edad y condición, han analizado la situación de la diócesis, propuesto cambios y señalado cómo ayudar a la Iglesia a seguir caminando.
Según los datos de la diócesis, 469 laicos, 25 religiosas, 21 sacerdotes, 277 jóvenes y 161 niños han aportado su granito de arena. Han volcado en el documento final sus apuntes sobre liturgia, las catequesis, el papel de la mujer, la labor de los sacerdotes o del funcionamiento de los consejos parroquiales.
“Una Iglesia en salida”
Además, han querido describir cómo debería ser una Iglesia en salida, “que debe tener en cuenta los cambios que se están produciendo en la sociedad, la cultura, la religión, y el pluralismo en que estamos llamados a vivir”. También se hace referencia a la necesidad de formación adecuada para laicos y clérigos y se analiza el alejamiento de la Iglesia en algunos grupos como los jóvenes y en la falta de seminaristas.
El 11 de junio tendrá lugar la Asamblea de todas las diócesis españolas, en la que se elaborará un texto común que será enviado a Roma.