El secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, celebró la eucaristía del Día de Europa en la Basílica de Santa Sofía, la iglesia ‘nacional’ de los ucranianos en Roma. El cardenal hizo un llamamiento a la paz recordando a los fundadores de la Unión Europea, que “construyeron donde otros sólo habían destruido” y recordó que el proyecto de Europa “es un proyecto de paz”.
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Ante los fieles reunidos, Parolin oró especialmente para que “el Señor ilumine a los gobernantes para que trabajen por restablecer la paz y la armonía” en Ucrania. Además, el prelado hizo un llamamiento a continuar orando por las víctimas de esta guerra a la que el papa Francisco ha calificado de “cruel y sacrílega“.
Asimismo, desde la iglesia que se ha convertido en un centro de recogida de ayuda humanitaria, el cardenal volvió a reclamar cuidado internacional para los refugiados. “Imploramos a Dios el don de la paz para Ucrania, el consuelo material y espiritual para las víctimas de la guerra y especialmente para los refugiados, para los niños, para los que lo han perdido todo, para la gente que se ha quedado sola”, señaló.
La paz, solo desde la solidaridad y reparto de recursos
Ante los dramas provocados por la guerra, el cardenal Parolin recuerda el espíritu que animó “la memorable” Declaración del Venerable Robert Schumann, el 9 de mayo de 1950, cinco años después del conflicto “más extenso y sangriento” que Europa había conocido hasta entonces.
En su momento, el Ministro de Asuntos Exteriores francés, Schumann -recuerda el cardenal-, comprendió que la única manera de alejar el peligro de un nuevo conflicto no era la disuasión, ni la “construcción de una paz armada como la de la Guerra Fría”; más bien, intuyó que solo “la solidaridad mutua y el reparto de recursos” podrían conducir a una “auténtica reconciliación”. Y así se empezó a trazar el camino hacia la Federación Europea, cambiando así “el destino de regiones que durante mucho tiempo se dedicaron a la fabricación de instrumentos de guerra”.
La fe, puntal de los padres fundadores de la UE
Parolin quiso resaltar la importancia de la fe en la vida diaria de Schuman, y que ella fue uno de los puntales que le llevó a diseñar su idea de una Europa unida y en paz. Esta fe fue, además un punto de encuentro con otros grandes hombres como Konrad Adenauer y Alcide de Gasperi.
Todos ellos “eran conscientes de que no se vence a la muerte con más muerte, sino que sólo la vida vence a la muerte“. Frente a la “tentación humana de dejar que prevalezca la discordia”, los fundadores entendieron también que la única manera de afrontar los retos que se presentaban era “escucharse mutuamente, exponiendo con honestidad y sencillez las propias razones, y estando al mismo tiempo abiertos a las razones de los demás“.