Casi la mitad de las diócesis españolas presentan déficit al cierre del ejercicio 2020. Así lo desveló esta mañana la directora de la Oficina de Transparencia de la Conferencia Episcopal Española, Esther Martín. En concreto, la Memoria de Actividades de la Iglesia cifra en 7,6 millones el déficit en el que se encontraban en 2020 un total de 34 de los 70 obispados. ¿El motivo? La reducción de ingresos por el confinamiento de la pandemia y la crisis económica que obligó a responder con más recursos ante fenómenos como las colas del hambre.
“Durante tres meses estuvimos confinados, con la actividad celebrativa reducida, parte de estas aportaciones voluntarias de los fieles que es la principal fuente de financiación de las diócesis”, expuso Martín, que detalló que la aportación de los fieles a través del cepillo disminuyó un 7%.
En este sentido, explicó que “fue un año para gastar en la emergencia social y sanitaria al pie de las parroquias, la Iglesia no puede dejar de ser lo que es y de hacer lo que hace a pesar de que no tenga recursos para ello”. “No porque disminuyeran los ingresos, se dejó de apoyar”, insistió Martín, que recordó que “esta situación nos sobrevino a todos y hubo que salir al paso”.
“Cuando no hemos salido de la pandemia, estamos en una nueva crisis económica que no sabemos dónde nos va a llevar y la inflación nos toca a todos”, añadió el secretario general de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, convencido de que la Iglesia, “desde la propia fragilidad, está llamada a compartir lo que tiene con los necesitados”.
Además, advirtió de que “ya estamos notando en la realidad de tantas pequeñas parroquias y Cáritas diocesanas que tras el golpe de 2020 y la mejora de 2021, ahora se vuelve a complicar”.