América

El presidente de Costa Rica inicia su mandato con la bendición de la Iglesia

José Manuel Garita pidió a Dios por el Presidente de la República y su equipo de gobierno, “para que desechen todo interés egoísta y trabajen sinceramente por el bien común”





El pasado domingo 8 de mayo, el nuevo presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves Robles, tomó posesión del Gobierno de la República; durante el evento, el presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica y obispo de Ciudad Quesada, José Manuel Garita Herrera, hizo una oración por la patria y por las nuevas autoridades de gobierno.



El presidente Chaves Robles recibió así la bendición de la Iglesia al inicio de su mandato, y juró sobre la Biblia. En el Traspaso de Poderes también estuvo presente el pastor Jorge Gómez Varela, presidente de la Alianza Evangélica Costarricense.

Al dirigirse a los presentes, el obispo Garita Herrera pidió a Dios por los ciudadanos costarricenses, “para que todos sintamos la Patria como una responsabilidad personal. Por el señor Presidente de la República y todo su equipo de gobierno, por los señores diputados y todos aquellos que están empezando su servicio constitucional, para que desechen todo interés egoísta y trabajen sinceramente por el bien común“.

Constructores de una auténtica comunión

De igual modo, el presidente del episcopado tico pidió por aquellos costarricenses que más sufren, para que sus necesidades encuentren una respuesta responsable y eficaz, así como “por los diferentes grupos y organizaciones de nuestra sociedad, para que luchen por sus convicciones dejándose iluminar por la verdad auténtica que supera todo subjetivismo”.

Pidió además por los que participaron de ese acontecimiento histórico, “para que sepamos ser consecuentes con lo que el Señor nos pide y la Patria espera de nosotros”.

El obispo Garita encomendó el trabajo de los próximos cuatro años del Presidente, así como de su equipo: “líbralos, Padre santo, de todo tipo de corrupción. Permíteles trabajar con verdadero esfuerzo y generosidad. Haz que sean solícitos en la construcción del desarrollo integral, ése que tú quieres para todos los pueblos de la tierra”.

“Y por encima de todo, ayúdales a ser constructores de una auténtica comunión, ésa que nace de la verdad y permite que todo ser humano crezca desde su interior”, concluyó.

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