Santa Sofía “ha pasado de ser el símbolo que aunaba en el cristianismo” a “una de las mezquitas más relevantes del islam”

La arquitecta madrileña Lucrecia del Prado publica un estudio técnico y simbólico sobre la basílica bizantina de Estambul construida por Constancio II

Santa Sofía “ha pasado de ser el símbolo que aunaba en el cristianismo” a “una de las

Hoy en día –y parece ser un reflejo de su historia–la basílica y mezquita de Santa Sofía de Constantinopla, en Estambul (Turquía), ha sido una obra de arte admirada y también un símbolo de disputas políticas y religiosas. La arquitecta Lucrecia del Prado Pérez ha publicado el estudio ‘Análisis estructural de la cúpula de Santa Sofía’ (Libros.com, 2022), un libro que desvela el que fuera símbolo de la grandeza de un Imperio cuando fue construida hace más de mil años. Un paseo por las técnicas constructivas de la antigüedad y de la inventiva humana para crear un templo que sobreviviese a la intensa actividad sísmica de la zona.



La autora comparte con Vida Nueva el valor de un templo que ha pasado de iglesia cristiana a museo o a mezquita tras las decisiones, en 2020, del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dentro de su anuncio del “renacimiento” de Al-Ándalus.

Símbolo de un imperio 

PREGUNTA- ¿Qué tiene arquitectónicamente Santa Sofía que la hace única?

RESPUESTA.- Santa Sofía de Estambul construida por Constancio II en el año 360 d.C alberga, después del Panteón de Agripa de Roma del año 126 d.C, la cúpula de mayor dimensión que nos ha llegado hasta la actualidad. Ambas fueron concebidas y construidas como símbolo del poder del imperio romano. Santa Sofía como una catedral bizantina que tiene en especial el sistema de contrarresto como cascada de empujes, lo que hace posible sujetar un cúpula de 31,87m de diámetro y el Panteón como un sepulcro a mayor gloria del emperador Adriano. La arquitectura de Santa Sofía consigue que en su interior se esté en contacto con lo trascendente siendo conscientes de hasta dónde puede llegar el hombre para conseguir esa conexión.

La cúpula de Santa Sofía está construida a través del sistema de fábrica, consistente en la utilización de ladrillos que tienen la particularidad de soportar los empujes de compresión y no los de tracción. Esto aún hoy en día supone superar unas dificultades técnicas y una serie de cálculos que demuestran que los arquitectos de la antigüedad eran, por lo menos, tan buenos como los de la actualidad, con la salvedad de no contar con los medios técnicos actuales. No debemos perder de vista que no se ha vuelto a construir una cúpula de ladrillo de semejantes dimensiones desde entonces.

Prueba de su genialidad es que, asentándose sobre la falla de Anatolia del Norte y habiendo sido sometida desde el año 989 a diversos sismos que han derrumbado todo a su alrededor, esta sigue en pie como símbolo de la conexión del hombre con Dios.

P.- A lo largo de la historia, gente de diferentes orígenes y credos se han puesto bajo la cúpula que se estudia en este libro. ¿Qué es lo que destaca de esta cúpula?

R.- “Parece no estar fundada en una mampostería sólida, sino estar sostenida del cielo por una cadena de oro”, escribió Procopio di Cesarea. Procopio, historiador bizantino mano derecha de Justiniano I, nos transmite la emoción del pueblo romano ante la magnitud y magnificencia de la cúpula de Santa Sofía, símbolo de la grandeza del Imperio y de su emperador.

La cúpula de Santa Sofía ha pasado de ser el símbolo que aunaba en el cristianismo el poder terreno de la iglesia y el civil del emperador sobre todos los hombres encarnado en los diversos emperadores desde Constancio II, a ser una de las mezquitas más relevantes del islam junto con el Domo de la Roca, la Meca…

La luz a través de las 40 ventanas abiertas en la base de la cúpula que iluminan el enorme espacio interior, crea las condiciones para que en cualquier época, incluso hoy en día, invite directamente a los presentes a la conexión con su parte espiritual y religiosa. Podemos decir que es un vector de conexión con lo trascendente.

Símbolo duradero

P.- La arquitectura y el arte transmiten una idea determinada del mundo y de la vida. ¿Cuál sería la de esta gran mezquita de Estambul?

R.- Santa Sofía fue construida como símbolo del poder del emperador para hacer de Constantinopla, capital del imperio romano, referencia de poder para la humanidad, tanto puertas adentro como al exterior.

La intención era crear un símbolo que aunara lo religioso y lo civil y que perdurara a lo largo de los siglos. Su magnificencia hace que en lugar de haber sido destruida y sustituida con los cambios, tanto terrenales como sagrados, esta ha sido respetada y transformada para los diversos cultos. Es decir, Santa Sofía ha funcionado desde un principio como un icono para los hombres que a pesar de lo encarnizado de sus disputas la han mantenido en pie hasta nuestros días.

El poder humano y divino ha ido cambiando a lo largo de la historia pero esto no ha hecho que Santa Sofía y su cúpula hayan sido transformadas porque desde el principio ha tenido un valor para los hombres que ha excedido la forma de entenderse entre el ser humano y la divinidad.

Grandiosidad y respeto

P.- Hoy en día, Santa Sofía sigue siendo un edificio en disputa, ¿puede la arquitectura ofrecer una solución en este aspecto?

R.- Una de las funciones de la arquitectura es crear las condiciones para favorecer el uso para el que fue concebido el edificio, en este caso es el más elevado posible, ya que consiste en la conexión del hombre con Dios. Ha sido catedral, mezquita e incluso museo. Este edificio es la prueba de que la arquitectura es capaz de crear espacios versátiles a los que dar un uso diferente en función de las necesidades de cada época.

A lo largo de la historia tenemos ejemplos cruentos de cómo el hombre no ha sabido dar soluciones arquitectónicas a las disputas creadas en torno a la religiosidad. Tenemos el ejemplo actual del centro histórico de Jerusalén con las tensiones que genera o el desastroso y más cercano de la mezquita catedral de Córdoba, que aunque en su momento tuvo el mérito de entender el valor de la mezquita para no derribarla, podemos convenir que la solución por la que se optó no es muy afortunada, y hoy día sigue generando tensión.

Frente a esto, tenemos el ejemplo anterior de un edificio que sin el menor cambio estructural ha dado solución a todo uso religioso o civil al que se le ha querido destinar, que es Santa Sofía de Estambul. Hoy día la tendencia de la arquitectura es ofrecer soluciones múltiples como el de las sencillas capillas de los hospitales modernos que pueden ser destinadas a oficiar todo tipo de culto.

Podemos concluir que los constructores de Santa Sofía pudieron imprimirle el carácter de grandiosidad y de respeto que hizo que nadie que posteriormente entrara en el edificio tuviera la tentación de derribarlo.

P.- ¿Cómo se puede redescubrir el valor que se encierra en esta mezquita?

R.- A parte de sus valores arquitectónicos evidentes sugeriría que nos acerquemos a la mezquita de Estambul con la idea de estar ante un edificio que ha preservado su integridad frente a las fuerzas de la naturaleza y ante la soberbia iconoclasta de las civilizaciones sucesivas que han tenido poder sobre ella.

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