El presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, ha mostrado su dolor y vergüenza por los casos de pederastia en la Iglesia. El arzobispo de Barcelona, no obstante, ha destacado que no se trata de un problema exclusivo de la Iglesia, sino de la sociedad, por lo que urge una “reforma en valores de toda la sociedad” y la aplicación de protocolos como los del Vaticano, que han reducido e incluso eliminado nuevos casos en las diócesis donde se han implementado.
“Es un tema del que estamos doloridos y avergonzados. Que quien está llamado a ser referente moral para la sociedad dé este escándalo es vergonzoso“. Omella volvió a resaltar que los casos dentro de la Iglesia “son de un número pequeño, pero aunque sólo hubiera habido un caso, tenemos que estar avergonzados”.
Sobre este asunto, el presidente de la Conferencia Episcopal Española ha querido hablar de dos aspectos importantes: “El drama de los abusos no es un problema sólo de la Iglesia, es un problema de la sociedad. No basta con reformar la Iglesia, hay que reformar en valores toda la sociedad, porque si solo se reforma la Iglesia, el problema mayoritario seguirá estando ahí“.
El segundo aspecto que quiso destacar es que “desde la aplicación de los protocolos para prevenir abusos del Vaticano, apenas hay denuncias de abuso en aquellas diócesis donde se ha aplicado, por ejemplo, Boston. En España, ahora mismo, que yo sepa, no hay ninguna denuncia actual, sí siguen su curso algunas antiguas”. Por ello, “ójala que en otros ámbitos de la sociedad se apliquen también estos protocolos, u otros similares para hacer la gran sanación de esa lacra“.
Sobre la comisión encargada al despacho de Javier Cremades, y la investigación abierta por el Defensor del Pueblo, el cardenal señaló que la Iglesia “colaborará en todo lo que nos pidan y daremos todo lo que nos pidan, les dejamos libres“. Sobre la comisión de Cremades, quiso destacar que “se ha rodeado de expertos españoles y expertos internacionales que ya han vivido procesos así en sus países y cuentan con esa experiencia de lo que es bueno o hace daño”.
Cuestionado sobre la utilización por parte de la Iglesia Ortodoxa rusa de Dios para justificar la invasión de Ucrania, Omella subrayó que “invocar a Dios en estos temas es muy peligroso. A Dios hay que invocarlo para conseguir la Paz. Dios nos pide la paz.”. En ese sentido, destacó la actividad y los esfuerzos del papa Francisco, “a quien muchos aquí y en el mundo acusan de equidistante, pero, bueno, a Jesús también le criticaron algunos apóstoles”. Además, recordó la existencia de muchas otras guerras, sobre todo en África, de las que nadie habla.
Sobre Ucrania, quiso hacer una reflexión. “La sociedad está comenzando a ver normal la violencia y los insultos. Está en nuestros corazones. Mira cuántas familias, como mínimo, se han dejado de hablar por una herencia. O los insultos verbales en el Parlamento, en las comunidades de vecinos, agresiones en el metro, las bandas… ¿qué es esto? La paz se construye desde cada uno. Pidamos a Dios que seamos instrumento de su paz”.
También ha observado algo nuevo que ha llegado con la crisis. “Algo que comentaba con el cardenal británico Nichols, y es que los jóvenes están comenzando a preguntar por Dios. Han comenzado a preguntarse ‘¿quién soy?’, ¿qué hago aquí?, ‘¿dónde está Dios?’… hay una búsqueda de los jóvenes en las religiones en busca de luz y respuestas”. Omella además, quiso animarles a seguir preguntándose, y prometió que “encontrarán esas respuestas. Porque Dios siempre está ahí. Somos nosotros los que nos separamos de su camino, pero Él sale al encuentro de cada uno de nosotros, nos encuentra en algún momento de nuestra vida, y con Él, las respuestas“.