América

Miguel Cabrejos por los 15 años de Aparecida: “Generó un impulso misionero”

El Presidente del Celam destaca el legado de esta Conferencia General en el actual camino sinodal





Este 13 de mayo se cumplen 15 años de Aparecida, la Conferencia del Episcopado Latinoamericano que marcó el rumbo de la historia en América Latina y el Caribe.



Miguel Cabrejos, arzobispo de Trujillo (Perú) y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), en un mensaje, ha expresado que “el Documento de Aparecida nació precisamente de este tejido entre el trabajo de los Pastores y la fe sencilla de los peregrinos”.

“Verdaderamente la V Conferencia ha sido y continúa siendo un gran momento para la Iglesia de este continente: un auténtico Kairós que generó un profundo impulso misionero”, añadió.

Dimensión misionera

El prelado ha recordado que “entre el 13 y el 31 de mayo de 2007, pudimos constatar cómo los obispos se sentían alentados, acompañados y en cierto sentido, inspirados por los miles de peregrinos”.

“Hace 15 años afirmábamos que la Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del Continente”, aseguró.

Además apuntó que “la dimensión misionera fue, ciertamente, uno de los ejes conductores de Aparecida, en continuidad con las cuatro Conferencias Generales que la precedieron –Río de Janeiro (1959), Medellín (1968), Puebla (1979) y Santo Domingo (1992)–, siguiendo la metodología del ver-juzgar-actuar, y reafirmando la opción preferencial por los pobres y por el cuidado de la Creación”.

Hacia las fronteras existenciales

Para Cabrejos “el proceso sinodal que hoy estamos transitando y que, para el Celam, representa una apuesta por la implementación de los desafíos pastorales que emergieron de la Asamblea Eclesial que celebramos en noviembre de 2021, se ha nutrido de la experiencia eclesial de Aparecida y de su impulso misionero”.

Mencionó que “nuestro servicio al Santo Pueblo de Dios y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad del continente, nos confirma en la necesidad de reafirmar nuestra identidad de discípulos misioneros, de ser una Iglesia en salida, sinodal y misericordiosa”.

Y lo más importante: “Llevar la Misión Permanente a los nuevos areópagos de nuestra historia y a las fronteras geográficas y existenciales donde reconocemos los rostros sufrientes de Cristo, y de asumir con decisión la conversión pastoral permanente a partir de nuestro encuentro con Jesucristo”.

Foto: Celam

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