España

Omella: “Es una barbaridad que se pretenda dejar abortar a menores sin consentimiento paterno”

  • El presidente de la Conferencia Episcopal Española se muestra dispuesto a mantener el diálogo con el Gobierno “haga lo que haga” para seguir trabajando por el bien común, aunque lamenta que se utilicen políticamente asuntos morales
  • Alerta de que existen riesgos reales para las democracias por una política “en campaña permanente” que olvida los problemas reales de los ciudadanos
  • Señala la lucha “contra la creciente pobreza” como el principal reto de la Iglesia





Concordia y conciliación. Esos han sido los dos grandes ejes de la intervención del presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal arzobispo de Barcelona Juan José Omella en el Foro de Nueva Economía. Ha respondido a todos los temas de actualidad que le han planteado -incluso sobre el sacerdocio femenino-: aborto, educación, crisis, Ucrania… siempre resaltando que el papel de la Iglesia es buscar los puntos de encuentro.



Lamentaba el cardenal durante su intervención “la costumbre tan española -aunque se está internacionalizando- de buscar el enfrentamiento en todo”. Al ser interpelado sobre si la nueva ley del aborto que prepara el ministerio de Irene Montero haría romper a la Iglesia con el ejecutivo de Pedro Sánchez, Omella ha roto una lanza en favor del diálogo y el encuentro. “Haga lo que haga el Gobierno, tenemos que entendernos para trabajar por el bien común”.

Una vez dicho esto, se mostró rotundo en la postura de la Iglesia frente al aborto: “Nosotros defendemos la vida en todos sus estadios. ¿Cuándo empieza la vida? La respuesta debe darla la ciencia, y la ciencia dice que desde la concepción hay una vida distinta a la de la madre, y nosotros defendemos a todo ser humano”. En este sentido, reclamó “ayudas para las madres que no quieren abortar, no solo para las que abortan. También pedimos ayuda para los médicos que no quieren hacer abortos, para que puedan objetar”.

“Parece que los hijos son del Estado”

Para el prelado, que se plantee que las menores puedan abortar sin consentimiento paterno, “es una barbaridad. Los padres tienen algo que decir. No puede ser que no se pueda votar hasta los 18 y estas decisiones tan graves se les deje solas a los 16. Es un ejemplo más de lo que se decía en Educación… parece que los hijos no son de los padres, que son del Estado”.

Es muy grave que se sustraiga el debate de un tema tan importante de la sociedad, de los especialistas y que lo decidan solo los legisladores“, analizó. En este sentido, quiso señalar “con malicia de cura de pueblo, que es curioso que saquen este tema cuando tienen otros problemas políticos mucho más graves… me pregunto si no sacarán este tema para desviar la atención de esos problemas… Y eso es utilizar temas morales en su propio interés”.

Riesgo para la democracia

En este sentido, alertó del “riesgo para las democracias como las conocemos hoy, algo que el Santo Padre viene avisando”. Omella lamentó que la política actual “es una campaña electoral permanente, y esto hace que los políticos estén más preocupados de ganar elecciones y de mantenerse en el poder que de los verdaderos problemas de la sociedad. Esto está creando una fisura entre el pueblo y los políticos, y ahí crecen los populismos”.

Interpelado sobre los grandes retos de la Iglesia en estos momentos, Omella parafraseó al papa Francisco, al señalar que “estamos entrando en un cambio de época. Esto es algo que lleva mucho tiempo, 100 años, según los expertos, y son tiempos de crisis, de cambios de no saber por dónde ir”.

Hacer frente a la creciente pobreza

Por ello, “el primer reto es hacer frente a la creciente pobreza mundial y en España. El último informe Foessa lanza los efectos demoledores de la crisis ya: Han aumentado en dos millones las personas en exclusión social, hay once millones de personas en la pobreza, de los que seis viven en pobreza severa… Además, la pandemia ha acelerado el deterioro de las relaciones sociales, a lo que se une un IPC disparado, con la luz, la cesta de la compra en unos precios que mucha gente no puede asumir. Las colas del hambre han vuelto y han crecido en número”.

En este sentido recordó la actividad de la Iglesia en este aspecto, recogida en la memoria de actividades. Y quiso destacar también cómo la Iglesia “se reiventó durante la pandemia para seguir estando al lado de todos. En unos momentos de más soledad y menos trabajo, nos volcamos en la oración, en el consuelo, y se inventaron fórmulas como las misas por Youtube, las catequesis por videoconferencia, los voluntarios que iban a hacer la compra o llevaban la comida a domicilio… España tiene una gran reserva de humanidad que se demuestra en los momentos de crisis”.

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