La diócesis asiática reivindica “la libertad religiosa” y el “Estado de Derecho” tras el arresto del purpurado de 90 por abanderar una fundación prodemocrática
“La diócesis católica de Hong Kong está extremadamente preocupada por la situación y la seguridad del cardenal Joseph Zen”. Es la reflexión que lanza la Iglesia hongkonesa tras el arresto durante varias horas del purpurado, que tuvo lugar el pasado miércoles, por una supuesta “conspiración” exterior al abanderar la Fundación de Ayuda 612, una organización benéfica que fue clausurada por asistir económica y jurídicamente a críticos con el régimen chino.
A través de una declaración, la diócesis que pastorea el jesuita Stephen Chow Sau-yan, recordó a las autoridades locales que “siempre hemos defendido el Estado de Derecho”. “Confiamos en que en el futuro seguiremos disfrutando de la libertad religiosa en Hong Kong bajo la Ley Básica”, se puede leer en un diplomático, pero contundente texto oficial.
En la declaración, se insta tanto a la policía como a los tribunales “manejar el caso del cardenal Zen de acuerdo con la justicia, teniendo en cuenta su situación concreta”.
Mientras tanto, el cardenal Zen ha optado por el silencio. A través su página de Facebook, el obispo Stephen Chow Sau Yan, aclaraba el motivo de esta decisión: “He hablado con el cardenal Zen. Me dijo que le dijera a sus amigos que está bien. No es para preocuparse. Y quiere que adoptemos un enfoque de perfil bajo con él”.